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miércoles, 19 de diciembre de 2012

CHINA SECRETA, de Christina Dodwell


    Esta británica nacida en Nigeria (1951) ha sido galardonada con el Premio Nacional de la Sociedad Geográfica 2012. Su forma de viajar me ha parecido muy particular, porque es de las que se meten en casa de alguien que no conoce hasta la cocina. Famosa por su fundación de ayuda a Madagascar, por comer lo que nadie comería y participar en la vida de la gente común en esos pueblos perdidos por el globo, ha sabido contarlo en libros y reportajes para la BBC. Dodwell destaca por no mirar la fecha del calendario cuando decide compartir su tiempo contigo. Su condición femenina le ha abierto algunas puertas que para un hombre le seria mucho más difícil  aunque eso no le ha evitado estar encarcelada por error en Irán o robada o tomada por espía. Evidentemente, en un mundo en el que ya es difícil competir por descubrir lo descubierto hace tiempo, ella se toma la exploración y el viaje como una colaboración y experiencia de conocimiento con los pueblos que visita. Teniendo en cuenta lo cambiante del mundo en estos últimos 60 años, podría decirse que repetir viaje a un mismo lugar pueden ser dos experiencias muy distintas. Y Dodwell quiere estar allí, sola y preparada, para contártelo.

kaizeklik
  Si hace un tiempo reseñé Las reinas de África, de Cristina Morato, que también ha escrito sobre otras viajeras singulares de la historia, sin duda Dodwell merece un lugar entre ellas. Ella es la antítesis del turismo de resort, de las agencias que te meten en un paquete de actividades a granel, de ese turismo de masas que consiste en ir a sacarse fotos típicas en lugares típicos y que componen una buena parte del PIB de esos países.

gaochang
kashgar
    El estilo de este libro, China Secreta (A traveller in China) es fiel reflejo de su carácter: hiperactivo, buscando sitios insólitos  buscando sitios donde echar su canoa hinchable al agua para hacer algún tramo de aguas bravas, entablando conversación con todos los lugareños, sin despreciar la compañía casual de europeos. Un culo inquieto que se topa en varias ocasiones con las limitaciones que impone el gobierno chino a la circulación de extranjeros por su territorio. No hay que olvidar que estamos en 1984 y aun humean los rescoldos que dejó esa plaga llamada Revolución Cultural. La autora aun encuentra a personas que lamen sus heridas. Otra de las barreras que intenta superar es la idiomática, pues aunque aprendió algo de mandarín, si pateas los rincones de China uno no deja de encontrar grupos étnicos dispares en idioma y cultura. De las más de 50 nacionalidades, la Han es con mucho la más numerosa, pero no la más extendida. De hecho, muchas minorías sentían a estos han como invasores de su territorio histórico y una amenaza de su identidad. Sin embargo, en esos años van apareciendo extranjeros por las zonas abiertas al turismo y muchos de estas gentes autóctonas descubren un occidental por primera vez.

    Empieza su periplo por Urumchi, en el extremo occidental del desierto de Gobi, por la Ruta de la Seda. Llega a Kashgar, en una zona donde el sueco Sven Hedin estuvo explorando por los ríos, y donde existen varias ciudades milenarias arrasadas por el desierto hace siglos. La organización social es medieval, pero ya aparecen núcleos industriales, donde envían a disidentes políticos a trabajar. El último cónsul británico fue Eric Shipton, que antes de abandonar el cargo en 1947, anduvo a la caza de cumbres por la región. Aquí también estuvo Marco Polo en 1273. Obtenido el permiso, viaja al Pamir chino siguiendo las huellas de Hedin por la frontera pakistaní y llega a Subash y el lago Karakol (a 3600m), bajo el Mustagh Ata (7546m) y el Kongur (conquistado por Chris Bonington en 1980). En ese lago estrena la canoa.

lago karakol
    La siguiente aventura le llega en una zona del Gobi llamada "La tierra de fuego", a 150 m por debajo del nivel del mar. Visita ciudades perdidas y acantilados con cientos de cuevas, lugares todos ellos muy poco vigilados y en ruinas en los que ya pasaron saqueadores pero en los que ella experimenta la sensación todavía de encontrarlos solitarios, como debieron encontrarlos en gran medida esos saqueadores, porque Dodwell todavía se topa con momias y pinturas sin vigilancia. Estas ciudades son Jiaohe, Baizeklik, Gaochang, y el segundo lago más bajo del mundo: Aydingkol.

mogao
    Después visita el lago del Paraíso y convive con los kazakos en sus yurtas. Cruza el Gobi negro para ver  los frescos del s IV en las cuevas de Mogao. El Museo Británico se hizo con 25 cajas de rollos que un monje de esas cuevas vendió en 1907. Buscando la ciudad de Sachu en Nan-hu (o la Barrera del Sol), de la que no queda nada más que arena y algunos restos, decide quedarse en casa de una pareja anciana que la invita y le muestra todos los objetos arqueológicos que han ido recogiendo y siguen utilizando.

rio lijiang, o Li
    Dodwell seguirá por donde están los guerreros de Xian, continuará hacia Xining y después a una aldea nómada de tibetanos (donde está 3 días porque no tiene permiso para Lhasa), comprueba la xenofobia de los han con las otras etnias y los extranjeros y lo ruidosos que son los turistas de Hong-Kong. Una de las cosas que hace para romper el hielo es mostrar fotos de familia, o postales de Londres y de su reina, que además va repartiendo. Otras veces, cuando la policía la pilla en una infracción, se ve obligada a una declaración de retractación oficial por escrito, cosa obligada si quieres verte libre. Recorrió varios monasterios budistas, como el de Taer'si, recién abierto al público, aunque hubiera en las calles propaganda comunista por megafonía. Pasa por el famoso bosque de Shilin. Desde Dali conoce a los bai y la montaña sagrada de Ju Jie Shan (esta vez sin permiso), donde llegó a haber 350 monasterios. Se metió también 3 dias de rápidos en el Yang-Tse en solitario y muy poca experiencia. Y en Haidong asiste a la fiesta anual del Ho Ba Jie y su regata de dragones (otro lugar prohibido para ella por la que si la detienen esta vez 5 horas).
    Este video es de la ciudad antigua de Lijiang:

jiaohe
    En Huangguoshu visita un conjunto de espectaculares cascadas, alguna la más alta de Asia. Se apea en Yangdi y se va en canoa por el río Lijiang, o Li, para conocer sus famosos paisajes ribereños. Y aunque esta mujer parece capaz de no acabar de patear mundo, su viaje de 4 meses (¡solo 4 meses!) acaba tomando un vapor en el río de Las Perlas rumbo a Cantón. Y ahí se acaban sus pilas (el permiso gubernamental no le concedía más tiempo).

    La narración es muy fácil de seguir, espontanea en la forma de contar y de sugerir las dificultades con el característico toque de humor británico en estos casos. Le encanta montarse en caballos, burros, asnos, camellos, canoas, bicis, carros... lo prueba todo con tal de que no sea convencional.
En esta revista, mujer.es, una entrevista a la autora, del 2012:







                                                                                                                                 

En la Sociedad Geográfica Española:
En la revista Agenda Viva:                    
http://www.agendaviva.com/revista/articulos/Entrevistas/Christina-Dodwell-Exploradora

    Sospecho que no existen reediciones de este libro, pero por su portada lo conocereis:
China Secreta, de Christina Dodwell, 1985. En Ed. Martinez Roca, en la colección Aventura, 208 páginas



martes, 11 de diciembre de 2012

HACIA UNA MONTAÑA EN EL TIBET, de Colin Thubron





    Este libro tiene un poder excepcional sobre el lector. La última obra del famoso escritor y viajero inglés (con mas de 70 años), que se encuentra desde hace unos meses en las librerías destila varias características: una narrativa compleja, veraz, profunda y muy bien contada (para la revista Time, uno de los 50 mejores escritores ingleses del género que sea); un inteligente descubrimiento de un entorno geográfico (el Kailash, el Tibet) como algo más que turismo o deporte, sino también como cultura milenaria y extraña al occidental (budismo, hinduismo, la religión bon); y una introspección como viajero de todo ese paisaje, tan onírico y austero, tan lleno de formas y colores inauditos, que contempla sin renunciar a sus propias emociones, algo poco habitual en sus libros (rememorar a su padre, que trabajó en la zona cercana de la India, a su madre de muerte reciente, a su hermana fallecida joven, viene a ser su particular aportación a una religión y un mundo donde la muerte, y El Libro de los Muertos, está muy presente. El autor es agnóstico).
    Como suele hacer, el autor se prepara durante meses los viajes para exprimir las posibilidades que ofrecen y ahondar en aquellos temas que más le intrigan. No podemos llamarlo ingenuo o fácilmente entregado a la causa, porque no deja pasar (y experimentar un poco) la pobreza de la gente conforme se dirige desde un valle del Nepal al Kailash cruzando la frontera china, o el trabajo de la insidiosa policía china frente las concentraciones religiosas y los extranjeros, las flaquezas de los monjes (peleas y gritos porque vieron en TV perder al Manchester frente al Barcelona en la final de la Champions League, monjes que se escapan para casarse, etc). Entran en escena el frío, el efecto de la altitud (hasta 5600 durante la peregrinación que rodea el monte sagrado, es decir la Kora), y el encuentro con tantos: monjes de tal o cual escuela budista, peregrinos hindús o budistas. Algunas de las ventajas de leer a Thubron es que estos hombres a lo largo del viaje cuentan con voz propia, y además las descripciones de ellos y los paisajes, monasterios, etc. son muy adecuadas. Con ellas se puede apreciar la sensación de soledad en el lugar, pero no de desamparo, por ejemplo. El paisaje realmente se funde con los mitos religiosos, un sincretismo entre el panteón budista e hinduista, que el autor trata de desvelarnos poco a poco porque durante la peregrinación, que supone varios días, se visitan 4 monasterios (todos ellos de reciente reconstrucción porque la Revolución Cultural acabó con ellos y miles más por toda China; de unos 6000 en el Tibet, solo dejaron 13), cuevas, piedras singulares, cauces y lagos que tienen un lugar y una historia importante que contarnos acerca de un Buda o un demonio, un lama o un yogui, un chaman ancestral o una bodhisatva.
    El libro empieza cuando una avioneta le deposita en Simikot, a 2700 m de altitud, en una de las regiones más atrasadas, Humla, de atrasado país que es Nepal. En seguida se choca con la huella maoista reciente, la de una guerrilla que dejó atrás 13000 cadáveres nepalís antes de entrar en sistema político vigente. La excusa del viaje, llegar a la Kora que es circunvalar en peregrinación el monte más sagrado del planeta para millones de personas, el Kailash, de cuyas inmediaciones surgen 4 de los ríos más poderosos geológica y culturalmente del mundo: el Indo, el Ganges, el Bramaputra y el Sutlej. Esta en el místico reino de Shabala. En torno a él gira el universo. Esta prohibido escalarlo y no se conoce quien lo haya intentado de verdad. Es un lugar de difícil acceso y los chinos lo han tenido tradicionalmente prohibido desde el s XIX a los extranjeros; entre 1962 y 1981 prohibieron las peregrinaciones  Desde 1993 se permite la entrada de senderistas, habitualmente grupos, bajo la condición de un permiso especial. Thubron mantiene entrevistas con abades de monasterios budistas (Monasterio de Muchu, de Yalbang, Shepeling, etc) para contarnos como los monjes y los habitantes de los valles intentan ir a las ciudades u optar por vidas más cómodas, la decadencia de las costumbres budistas, cómo se extiende el contrabando por la frontera y también la corrupción. Así cruza el puerto de Nara (4500 m) y llega al puesto fronterizo de Hilsa. Desde allí tiene el lago sagrado de Manasarovar y en la lejanía el Gurla Mandhata (7600 m), lugares todos donde habitan dioses. Pero la influencia del Kailash se extiende por todo el arte del sureste asiático. En este monte se esparcieron una parte de las cenizas de Gandhi. La Kora empieza en Darchen, entre banderas de oración, estupas y largos manis. Una vez completada, la vida del peregrino queda limpia de pecados, mejora la suerte,  pero también se busca liberar de una enfermedad al ganado, la expulsión de los chinos, tener un coche o tener más suerte en el sexo.
    Desde que el jesuita Desideri viviera alli entre 1715 y 1721, el recelo contra los occidentales llevó a prohibir la presencia de misionera ya en 1745. William Moorcroft y Hyder Hearsey entraron disfrazados en 1812. Londres prohibió también entrar allí pero en 1904 invadió el Tibet. El sueco Sven Hedin recorrió toda la región. El tono melancólico, casi elegíaco del relato, la fuerza del paisaje y la profunda inmersión cultural hacen de esta lectura un viaje  particular de la mente sin que te desplaces.
    Una entrevista reciente a Colin Thubron en El Pais a raíz de este libro.


Hacia una montaña en el Tibel, de Colin Thubron en RBA Libros, SA, año 2012. 250 páginas.

viernes, 23 de noviembre de 2012


LOS CAMINOS PERDIDOS DE AFRICA

    Reverte ha conseguido en este libro uno los mejores retratos de personajes y situaciones de entre sus libros. Las particularidades del viaje han conseguido que nos emocionemos cuando el autor lo hace, que nos sorprenda lo mismo que a él, que todo lo que ve parezca real y al alcance de la mano. El secreto está en que no ha sido un viaje cómodo. Viajar por una de las regiones más pobres entre las pobres implica un esfuerzo superior, porque despues de leer el libro parece claro que, en el año 2000 (de enero a marzo), transitar desde Addis Abeba a El Cairo, es decir, cruzar Etiopía, Sudán y un poco de Egipto es montar en la baca de una pick-up y compartir cebollas con una cabra, dormir en jergones sucios y habitaciones pestilentes, comprar un billete para algún sitio y esperar a que se llene el autobus para que salga de una vez, no salir de noche del hotel por temor a las hienas, policias corruptos, hace amistad con gente que padece hambre atrasada, agarrate una buena colitis... Cuando te pasan estas cosas, y no vas tirando el dinero, resulta que te acercas un poco a la vida de esa gente pero de verdad, porque no queda más remedio. No pasa uno haciendo fotos y se vuelve a un lugar más cómodo. Eso, entre la miseria y rodeado de desierto, no existe.

    Entonces, ¿por qué ir hasta allí? Una razón: por la aventura. Otra, por espíritu de superación. Una más: por conocer algo muy diferente a nuestro propio mundo y que puede suponer un descubrimiento que ni sospechamos. Descubrir paisajes fascinantes que no tenemos en otros lugares, o una tradición peculiar y a unas personas que nos sorprenden y que desearíamos no olvidar nunca. Son como grandes tesoros que uno no puede llevarse a casa, y que ya solo pervivien en la memoria.

Este libro va de todo ello, además de las habituales nociones de historia que Reverte nos concede, sobre todo allí donde no pasa nada en su viaje. Es en parte una historia del islamismo y el colonialismo anglosajón. Apuntan algunos toque de historia contemporanea, como los que alumbran a El Cairo, y, cómo no, Reverte persigue a los mitos literarios en sus madigueras: Evelyn Vaugh en Addis Abeba, Agatha Cristie en Asuan, con la Isla de Elefantina frente al hotel donde se alojó.


    Como lugar a destacar en el relatopor el entusiasmo que transmite, esta la región de Nubia, a caballo entre Egipto y Sudan. Gran tradición cultural e insuperable hospitalidad. La primera parte, dedicada a Etiopía, es la más extensa. La menos, la dedicada a Egipto. Otro detalle reseñable para quien quiera ir: Sudan siempre está con algun conflicto armado en su historia, y su burocracia es tan kafkiana en sus tramites como corrupta. Pero Reverte tiene sus antidotos, es un tipo curtido para eso.

    Como en la mayoría de sus libros, reverte va en busca del paisaje, la belleza y la gente común fuera de los circuitos turísticos. No olvida tratar con ironía a los pedantes occidentales que encuentra (y a veces se tropieza), y se distancia de los medios oficiales del pais que le acoge asi como de las aglomeraciones de gente que, guia de viaje en una mano y cámara en otra, se hacina en los lugares típico de turistas. Algunos de los lugares que visita ni aparecen en las guias. Y este es un libro que, sin tener como fin ultimo el posible viaje del propio lector a esos paises, se disfruta enormemente.

Los caminos perdidos de Africa, de Javier Reverte. Editorial Debolsillo, 2003. 289 pag

LOS SIETE PILARES DE LA SABIDURIA

    A quien se adentré en la península arábiga tarde o temprano caera en las redes de este clásico. Un modelo de relato de viaje y aventura por lugares exóticos y en circunstancias extremas: la Primera Guerra Mundial. Creo que la pelicula de David Lean, Lawrence de Arabia, le hace justicia.

    Lawrence (Thomas Edward Lawrence, 1888) escribió una version larga y otra más corta, titulada "Rebelión en el desierto", dificil de localizar, porque se hizo muy famoso a través de su identificación con la causa árabe y eran dos formas distintas de llegar alk público. Su escritura supuso para Lawrence un intento de salir del desanimo en la posguerra, de una crisis personal reivindicandose él y a los que Inglaterra dio de lado en sus aspiraciones tras vencer a los turcos. Porque de eso trata este libro: de vencer a los turcos, descritos como un poder ilegítimo y depravado. El coordina y participa en las misiones de espionaje por las ciudades del imperio otomano, vuela puentes por los aires, descarrila trenes, y sale a uña de camello bajo las balas. No es un militar al uso, es un amateur, todo lo contrario a James Bond aunque compartan nacionalidad. Perspicaz, gran estratega, muy observador del entorno y de la gente, inteligente, entregado en cuerpo y alma a su trabajo, y no va matando a las mujeres con su encanto (tuvo un amante en esos años que le acompañó). Era un tipo con la sensibilidad a flor de piel, al menos cuando lo relata años después. Un tipo con educación británica exquisita de Oxford compartiendo rancho con árabes de todo pelaje. Su gran merito en términos militares fue cortar comunicaciones y no ir de lleno contra los grandes centros de poder turco como Medina. Los dejó aislados en pleno desierto y con una poblacion autoctona a veces hostil.

    El libro también es una muestra de su amistad con Faisal, el futuro primer rey de Irak, de la familia hachemita, entonces jefe de tribu. Le asesoró en la guerra de guerrillas que unificó a las tribus del sur. Primero tomaron el puerto de Weijh, luego Aqaba, Deraa y terminan uniendose con el general Allenby en Damasco. Es un progreso que confirma las espectativas árabes a la vez que la desbandada otomana. 

    Parece ser que Lawrence sabia, o sospechaba, desde el principio de su misión que los ingleses nunca les concederían la independencia, y aun así los animó a la guerra. Siempre tuvo esa culpa dentro, y tal vez por eso puso un precio a su libro que no cubria los gastos, para no quedar como un arribista con ganas de lucro a costa de la causa árabe.

    Tres vídeos sobre la vida del héroes  son consecutivos, en los que entendemos el mundo en el que encajaba el libro:

    


    En definitiva, un clásico libro de aventuras para conocer el pasado reciente de oriente medio y el origen de tamaño lío allí montado por obra y gracia del colonialismo.

Los siete pilares de la sabiduría, de Lawrence de Arabia. Ediciones B, S.A., junio 1997. 880 paginas

CALLE AMAZONAS

    ¿Puedes imaginarte el amazonas como una extensión de asfalto y cemento? Sin selva, con un rio sin magia, aguantando chaparrones y calor bajo un paraguas. Con españoles, chinos, gringos, portugueses, brasileños... y algun nativo de la jungla.

    Eso, a primera vista, es también Calle Amazonas: el progreso y la civilización cargándose nuestra mítica imagen de la selva virgen. Porque el autor ha planteado una visión urbana del amazonas. Una que existe y que, no cabe duda, cualquiera se va a encontrar allí dentro.

    El viaje correspondió a los 3 meses de primavera del 2008, de Manaos a Belem do Pará. Bernardo ha vivido años en Brasil. Evoca la historia de los lugares por los que pasa (Manaos en 1907 era más caro que New York), o las peliculas que la describieron (Fitzcarraldo, o Aguirre, la colera de Dios), o los libros que mejor la atraparon entre sus páginas (Macunaima, de Mario de Andrade, de 1927). Nos encontraremos en Maues, la tierra de la guaraná, con la música brega y el río Negro en gabarra. Prestará sus páginas al obispo Pedro Casaldáliga o a comunidades del rio.

    Uno de los mejores momentos es entrar en la tierra de los Sateré Mawé, y la pérdida galopante en los jóvenes de sus costumbres hasta el extremo de no sentirse indígenas. Cuando se visten de indígenes para los turistas, se disfrazan de lo que ya no son. Los líderes de la comunidad, en contraste, recelan de todo blanco. Ahí están las carreteras ilegales y legales, la curiosa historia de Fordlandia y Belterra y el magnate Ford. Y los descendientes de los esclavos, el mestizaje (el caboclo), los kilombos, e incluso un incursión del autor con la policia a un rancho para liberar a esclavos durante el viaje.


    Ya cerca del Atlántico, en el estado de Amapa, el autor constata la tirria brasileña contra la Guayana Francesa porque tienen todo lo que ellos desean. Un lugar con minas de oro ilegales, y extracción ilegal de uranio. Es una babel de culturas en la selva: alemanes, gallegos, sefardies, libaneses... Con una religión muy original, los orixas, dioses de origen africano. El autor asiste al trabajo de un medium.

    En definitiva, un viaje honesto y desmitificador si es que uno piensa revivir los mitos de Orellana o tantos otros ilustres. Esta lleno de amazonia actual, de realismo, de contradicciones. Lo más espeso del libro son las propias impresiones del autor, donde embarra el discurso en sensaciones difusas.

Calle Amazonas, de Bernardo Gutierrez, Editorial Altair, coleccion Heterodoxos, 2010, 193 páginas

LAS REINAS DE AFRICA


    Tenemos un buen puñado de mujeres con algún tipo de relacion con Africa. Cada una ha descubierto Africa a su manera, cargando con su historia personal, sus dificultades, su familia o la ayuda que pudieron obtener. Cada mujer es una visión distinta de la aventura cuando Africa estaba por descubrir. Podemos decir que en general las biografias abarcan de 1850 a 1950 a grosso modo.

    La autora ha escrito una entretenida enciclopedia del tema, cuando el tema son unas mujeres inimitables.

    Tenemos a Mary Livingstone, la mujer del famoso Dr. Livingstone, llena de abnegación y coraje, y de hijos en medio del peligro. Se volvió alcoholica en Gran Bretaña y sorda de tanta quinina contra la malaria, con sentimientos de culpa y depresión. Ella y su marido se sintieron africanos en el mejor de los sentidos.

alexine tinne
    Mary Slessor se ganó a los nativos más violentos de la costa occidental compartiendo la vida con ellos. Nombrada viceconsul por el gobierno británico, impartía justicia acompañada de su cesto de ropa para remendar o su labor de punto. Valoraba la cultura de los nativos sin necesidad de occidentalizarlos.

    El caso de la española Lady Smith es solo el de la esposa de quien llegó a ser gobernador de Ciudad del Cabo.

    Isabel de Urquiola fue la esposa de Manuel de Iradier, un vasco en la isla Elobey, frente a la desembocadura del río Muni, en contacto con los canibales fangs. Un fracaso de expedición que también acabó con su matrimonio.

karen von blixen
    Están May French Sheldon al servicio del rey belga en el Congo, y Alexine Tine, un caso muy extravagante de mujer rica viajando con el piano de cola, champán y sus perros de compañía para descubrir las fuentes del Nilo. Solo halló los mercados de negros para vender y dejó a un montón de sus compañeros de viaje enterrados en el camino por culpa de las enfermedades.

bror von blixen
    Mary Kingsley fue la primera blanca que muchos negros vieron en la costa occidental y el interior africano. Vestida con faldas hasta los tobillos y camisa blanca hasta el cuello, sin perdonar el té, se metió sola en las profundidades de la selva. Comerció con blancos y negros para subsistir. Poco amiga de misioneros, se hizo respetar por todos y se interesó por la cultura de los negros, con los que se integró. Trabajando en la guerra de los boers como enfermera, murio de tifus.

    Hablar de Karen Blixen es hablar de Memorias de Africa y de la Kenia británica, un lugar con gran liberalidad de costumbres y con la fiebre de los safaris atrayendo gente. Su vida fue menos romantica que la del personaje del libro, Isak Dinesen, pero si se sintio defraudada por su marido, su amante y la sociedad colonial. Lo unico que no le defraudó fueron el paisaje y los masais. Apasionada de matar todo lo que se moviera ante el cañón de su rifle.

    Beryl Markham fue otra atipica mujer, menos aristocrata que la anterior, con la que compartio amante. Fue piloto profesional y con una vida indómita desde cualquier punto de vista.

    En cambio, de Delia Akeley se puede decir que su pasión por matar animales en la sabana o en la jungla obedecía al encargo de los museos de historia natural por exponer ejemplares disecados. De las pocas mujeres en conseguir por si sola que le encargaran expediciones costosas. Contactó a tribus de pigmeos desconocidas hasta entonces.

    El caso de Osa Johnson es peculiar porque además de cazadora era documentalista con su esposo. Buscaban inmortalizar animales y la cultura de los nativos antes de que unos y otros sucumbieran a la presión del hombre blanco. Lugares como el Serengueti o el Lago Paraiso en Abisinia, llenos de belleza, fueron dados a conocer en los cines de America por primera vez gracias a sus películas. Pero da la sensación de que con sus desmesuradas expediciones se encargaban de destruir aquello que admiraban.


"He mirado a los leones a los ojos y he dormido bajo la Cruz del Sur, y he visto incendiarse la hierba en las grandes praderas, que se cubren de fina hierba verde después de las lluvias, he sido amiga de los somalíes, kikuyus y masais, he volado sobre las colinas de Ngong... nunca estaré a Africa lo suficientemente agradecida por lo mucho que me ha dado". KAREN BLIXEN.
Algo parecido querríamos decir todos al final de nuestras vidas.

Las reinas de Africa, de Cristina Morató. Random House Mondadori, colección deBolsillo, 2003. 350 páginas con ilustraciones

EN SIBERIA, de Colin Thubron

kremlin de tobolsk
   Pocas veces encuentro un libro de viajes en el que el autor no se situe como protagonista junto al escenario que visita. En el caso de Thubron, su plan es atravesar Siberia de parte a parte aprovechando el Transiberiano y otros medios con la ventaja de ser su segundo viaje al lugar. Su verdadero obejtivo, ceder la voz a los personajes que se encuentra por el camino, dandoles una voz singular, nunca en función de lo que el autor desea escuchar. Ellos hablan, habla el paisaje, Thubron escucha. Una rara cualidad. Lo normal es encontrar a guiris de viaje dispuestos a hacerse las fotos enrolladas, confirmar sus topicos, dar por valido todo lo que ve, y dejarse dar jabon por todos aquellos que se topa.



lago baikal

     El viaje comienza en los Urales: Yekaterinburgo, Tobolsk, Vorkuta abren la puerta a la historia reciente de Rusia. Gente concreta que tiene alguna relacion con Rasputin, la     extinción de los Romanov en el sotano de una casa, los campos de trabajo de la NKVD. Ya sea por comunistas o zaristas, Thubron atraviesa zonas donde todavia, en la Rusia de Putin, ver a un extranjero por las calles es noticia. Siberia estuvo siempre cerrada a la injerencia exterior. Si algo certifica el viaje, es el colapso social que experimentan los centros urbanos: sin trabajo, sin subsidios, y la iglesia como ultimo recurso cuando el estado abandona a la gente en el proyecto que empezó en los años 20.
lago baikal

    Novosibirsk, la ciudad mas grande de Siberia, sobre el rio Obi, tan contaminado que a veces no se hiela en invierno. En Arkadeingorodok encuentra a cientificos surrealistas. En el s. XIX los rusos empezaron a saquear el territorio con legiones de funcionarios y Thubron se interna en esos lugares apartados. Alli se preserva el espiritu ruso frente a la rápida occidentalización de las formas de vida (estamos en 1998). Para muchos, es el primer extranjero que conocen en su vida. El vodka amargando vidas, la tundra vacia, el permafrost... El vacio del paisaje es simbolo del vacio ideologico, de la desintegracion de la sociedad, de la soledad de sus habitantes.
Oimyakon

    Vemos como se suceden ante nuestras miradas personajes inauditos: el lago Baikal, Irkutsk, Oimyakon (el lugar mas frio del planeta), locas, marineros, budistas, gitanos, borrachos, cazadores descendientes de cosacos, ingenieros, parados,... endemismos del pais mientras se acerca al Pacífico. La república de Sakha o la inmensidad de la India ocupada por solo un millon de habitantes que vivió su particular fiebre del oro a la cosaca. Gente a la caza de una esperanza o gente llena de rencor hacia lo americano o lo britanico. En la frontera oriental, odio a lo chino. Gente que busca su identidad retornando a unos origenes que la URSS se encargó de destruir: religion, zarismo, chamanismo.



    Un video sobre las deportaciones al gulag de Kolima

    Se desvia una vez más de su ruta para subir a Kolima, al gulag donde la legalidad soviética se suspendía para concentrar todos los horrores de la represión humana. Le acompaña un buen conocedor del lugar, un territorio que emana radiacion de uranio de forma natural. Aqui el autor describe otro feroz corazón de las tinieblas del s XX.



    Un video sobre kolima, bastante básico.

    A diferencia con algunos afamados escritores de viajes de moda, que  buscan unas respuestas concretas a sus inquietudes (y eso es lo que reciben), y se sabe ya sin acabar sus libros cómo se van a deslizar hacia el final; si muchos escritores refuerzan algunos tópicos de ciertos lugares sin ver el reverso de nada, con Thubron tenemos la suerte de encontrarnos la sorpresa a la vuelta de la esquina, con vidas inéditas, aunque con menos lirismo en sus descripciones.  Hay historia de los lugares, pero no constituyen clases de historia, hay impresiones del autor, pero lo importante es el lugar, no él. El libro de Thubron tiene casi el aura del reportaje y de un relato coral.

EN SIBERIA, de Colin Thubron, de 1999. En la Editorial RBA Libros, 375 páginas

ENTRE LOS CREYENTES

   Entiendo que a algunos escritores no les caiga bien Naipaul como escritor: el tío, para bien o para mal se moja, se arriesga. Es lo que hizo en los últimos 70 y primeros años 80 con este libro. Incomoda a los que piensan en un mensaje facilón e igualitario. Pero cuando una persona se va a interrogar a los protagonistas del islamismo más ferviente y conflictivo de algunos paises que, desde entonces, no cesan de salir en prensa y TV, lugares de endemicos alborotos sociales (la última, por la pelicula sobre Mahoma, pero tambien por Al Qaeda, los islamistas radicales de la Primavera Arabe, los Hermanos Musulmanes en Egipto o la fatua contra Salman Rushdie), creo que merece atención y respeto. Una lectura crítica.

    El viaje está en visitar Iran, Pakistan, Indonesia y Malasia. La aventura, hacer lo que para muchos se nos antojaria imposible: busca a ayatolas, directores de periodicos, profesores de colegios islamistas, estudiantes de universidades coránicas, gente de la calle estrechamente vinculada a posturas radicales del islam, presentandose como un no creyente que quiere conocer en que consiste su fe y como pretende vertebrar a las sociedades empobrecidas a las que pertenecen, dañadas por guerras, enfrentadas entre sus facciones religiosas y etnicas. Intentar comprender por qué es tan fuerte su rechazo a occidente y no solo a EEUU, y no haber ido solo a hacer turismo lo creo un esfuerzo digno de mencion. Aqui nos conformamos con lo que dicen las noticias.

    Llega a Iran poco después de hacerlo Jomeini. Teheran es más un tropiezo en el desierto más que un encuentro por lo incomprensible. Encuentra una fe chii llena de contradicciones en la practica. Viaja a la ciudad de Quom, epicentro de la revolucion, para entrevistarse con mullahs y ayatolas, calibrar el tipo de personas que hay tras la máscara de oficialismo religioso, pero le resulta casi imposible. Naipaul no puede penetrar en un mundo que no es el suyo, pero tampoco el de muchos iranies del momento: la revolucion impone la despersonalizacion. La rica cultura persa, preislamica, es ahogada en la calle por los Guardianes de la Revolucion fusil en mano. El antiguo Sha, su mal gobierno proocidental, lo justifica todo. En eso consiste el viaje del autor, en verlo para contarlo por cuanto real y dificilmente accesible al publico. 

    En Pakistan Naipaul comienza a estar curado de espanto: la oposicion entre fe y razón, entre religión y ciencia no le pilla de sorpresa. Es un estado fallido en su pretension inicial, cuando se independizó de la India, de ser un estado islámico modélico. Un taxista le guia por Karachi. Un funcionario le lleva al interior del país, visitando enclaves con modos de vida medievales, gobernados por profetas y teológos que viven mejor contra occidente que con él en paz. Ante la perplejidad mostrada por Naipaul solo les cabe señalar que, como no tiene fe, no puede entender los beneficios de la aplicación exacta del Coran sobre el orden social. Pero hasta el funcionario sabe que es un atraso vivir como hace cientos de años sin querer renunciar a los beneficios tecnológicos de occidente. Para ellos occidente esta enfermo, pero no dejan de mandar a sus hijos a estudiar una carrera en EEUU si pueden. Naipaul añade dos encuentros positivos: una charla con un médico de Rawalpindi y el viaje a Peshawar y valle del Kaghan, cerca del Himalaya. En el Punjab conoce a la secta de los ahmadies.

    Saltamos a Malasia, donde se emplaza con una especie de musulmán en estilo cuaquero pero viviendo en Kuala Lumpur. Le simpatizan esas contradicciones de vivir en el primer mundo intentando preservar el mundo rural y las aldeas. Para los jóvenes musulmanes malayos la occidentalización es un problema, junto a la convivencia con hindues y chinos asentados y que sienten les roban su identidad.

    El último país del periplo es Indonesia, un país con 300 años de ocupación holandesa que es una herida mal cerrada. Encuentra musulmanes que reconocen su sincretismo con el cristianismo y el hinduismo. Pero otra vez, su identidad como nación islámica se ve relegada a las zonas rurales, donde también se sienten inviables frente al futuro.

    Al final del libro Naipaul vuelve a Pakistan en plena ola represora con castigos públicos y la Embajada  de EEUU en Teheran ocupada por los estudiantes de la Revolución. ¿Habla de todo el Islam a lo largo del libro? No, solo de la parte más televisiva de él, la que sale en las páginas de Internacionales y de sucesos, pero que a veces también forma parte de la clase dirigente de un pais. De pocos paises.

ENTRE LOS CREYENTES, de V. S. Naipaul, 1981, Ed. Random House Mondadori, en la Editorial deBolsillo, 511 pag.

EN BUSCA DEL DOCTOR LIVINGSTONE


    Este es uno de esos clásicos que crean escuela y afición por viajar. Escrito en 1872, dio noticia global en su tiempo de un rincón del mundo que solo recorrian los árabes para abastecer el mercado de esclavos en las naciones bañadas por el Indico. La política antiesclavista de los británicos concedía un punto de interés a la opinión publica de la metrópoli ante estos atropellos, pero es el New York Herald quien envia a Stanley a buscar al famoso misionero escocés en medio de la aventura.

    Stanley recala en Zanzibar, donde se concentraba el comercio de cualquier tipo en el area central del continente. El nuevo capitalismo sin fronteras éticas es una versión económica del determinismo biológico de Darwin donde el pez grande se come al chico, y esa va a ser la actitud del periodista a lo largo de los meses, con su material expedicionario y más de 190 hombres, entre soldados y porteadores. Como cualquier extranjero, Stanley se queja de que por cada reyezuelo que se topa, debe aflojar una buena cantidad de tela, que es la moneda al uso (de ahi la famosa expresión "soltar la tela", o "es el que corta la tela"). Pero es que es un guiri, imagino que colorado como un cangrejo. Empieza su camino desde Bagamoyo hacia el interior del continente con la muerte de los caballos por la mosca tse-tse, el ataque de las fiebres, la espantosa estación de las lluvias y las batallas campales en las que se mezcla. Escarmentado de la experiencia, debera ingeniarselas para rodear las zonas de conflicto tribal o atravesar el territorio de jefes codiciosos con rapidez y sigilo.

    La caravana avanzaba en 3 grupos, compraba viveres por el camino, y muchos de sus hombres desertaban con sus fardos. Stanley deplora del negro la codicia, y no duda en apalear a su jefe de porteadores o encadenarlos con argollas si es necesario. Recae varias veces enfermo de malaria.

    La narración es fluida, cuenta su asombro ante la belleza del paisaje, la mania de dispararle a todo lo que se menea y como se las tiene con sus hombres cuando le fallan hasta el punto de plantarles el cañon de la escopeta en la cara. Porque él es el jefe, la parte contratante que exige y negocia. Las frases son lapidarias, varias veces supremacistas:

    "... No retroceda delante de estos árabes; recuerde que pertenece a la raza blanca." (pag 72).

    "No podia mirar aquellas banderas sin enorgullecerme (la britanica y la de EEUU), al ver  las dos naciones anglosajonas representadas en aquel mar interior, frente a una naturaleza primitiva y a unos pueblos enteramente salvajes" (Pag 248).


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    Pero asi se las gastaban en aquellos años. Observa como solo alli por donde ya pasaron los esclavistas antes, los nativos los reciben con mucho recelo. Stanley los describe, pero solo se relaciona con los musulmanes hasta que llega al lago Tanganika, en cuyas orillas hay una poblacion, Ujiji, en donde podra decir por fin aquello de "El doctor Livingstone, supongo", mientras esta rodeado solo por negros en miles de kilometros a la redonda. La admiración por él parece sincera, es el unico con quien no se cree superior ni trata con altaneria. Como no hay en esos años aventurero sin su descubrimiento bajo el brazo, se fueron al norte del lago Tanganika en canoa. Estuvieron juntos 4 meses. Cuando Stanley lo encontró, Livingstone estaba viviendo de la caridad de la población, sin medios para viajar y deprimido. La prensa mundial se habia inventado a un heroe misogino, que huia de la civilización, un tipo de explorador formidable dominando a los salvajes, pero el que halla el periodista es un hombre sabio, entrado en años, humilde y agradecido a los africanos, y con ganas de culminar sus proyectos.

    La Sociedad Geográfica Británica no quiso reconocer el auxilio que Stanley le prestó. El 6 de mayo de 1872 Stanley regresa a Bagamayo, frente a Zanzibar, y el libro se diluye al final en una dura diatriba con los engolados exploradores de salón de Londres. Curioso el manejo de la figura de Livingstone por parte de la prensa de la época sin conocerlo de verdad.

   
   El primer vídeo ilustra los hechos contados en el libro, el segundo muestra unos grabados de Stanley.


EN BUSCA DEL DOCTOR LIVINGSTONE, de Henry Stanley. Ed Martnez Roca, 337 pag

UN HOMBRE PARA TODOS LOS TIEMPOS

¿Podemos imaginar todavia a un hombre visitando lugares inexplorados de la tierra, conociendo a gente de la que no se conocia su exitencia? Eso sería como visitar otro planeta. Pero en éste, eso le paso a James Cook.

    Tal vez por una malsana rivalidad historica, la figura de James Cook no haya tenido mucha significacion en la peninsula, pero es sin duda uno de esos hombres cuya personalidad y logros lo hacen merecedor de ser universal, aun a costa de los británicos, quienes lo tienen como un icono más de su apolillado Imperio. Rompe muchos moldes: hijo de humildes aparceros, acaba siendo más prestigioso que los señores aun feudales para quienes trabajó: rompió con un destino previsible. Los lores del Almirantazgo se apoyaron enseguida en su persona para llevar a cabo proyectos que no habria sido facil encargar a otros de su época para sentar las bases geopolíticas de un imperio en ultramar: rompió con las prácticas seculares de navegación adoptando avances tecnologicos.

    Sin duda que esto da una idea de que Cook merece una atención mayor que la que ofrece este libro de Vanessa Colingridge, pero como obra divulgativa cumple su función en cuanto a la fluida exposición de los hechos, el acercamiento que intenta al hombre que esta dentro del personaje (su mujer quemó las cartas que le habia dirigido al conocer su muerte) y, en menor medida. a las visicitudes de su antepasado, otro Colingridge. George Colingridge hizo fortuna en muchos paises con su oficio de grabador pero se apasionó con un conjunto de mapas del s XVI sobre Australia y los mares del sur que lo entroncan con las idas y venidas del capitan en el s XVIII, y de ahí su pertinencia en un libro sobre Cook. Creo que al acabar el libro, da otra perspectiva de la biografia entre las muchas que deben pulular por el mundo, al dejar en el aire una pregunta: cuando Cook señalaba por donde ir o descubrió nuevas islas, ¿sabia de ante mano lo que iba a encontrar?

    Lo encontramos en el ambiento cuaquero de Whitby en 1749 de aprendiz en barcos de carga de carbon. En 1752 aprueba el examen de piloto y tres años despues se enrola en la Marina Real, justo cuando empieza la Guerra de los Siete Años entre Francia y Gran Bretaña, momento en que se asientan las bases del Imperio y la sociedad industrial se abre paso con el nacimiento del capitalismo. Es el momento sacar frutos a la Ilustración. En 1757 está cazando barcos franceses por el Canal de la Mancha y en 1758 marcha a la desembocadura del río San Lorenzo, en Canadá, para echar de alli a los franceses. Pocos años después los norteamericanos les echarán a ellos. Alli se dedica sobre todo a cartografiar con exactitud. entre otras zonas, las costas de Terranova, un importante enclave geoestrategico con bancos de pesca. Las mediciones hasta entonces no eran sino estimaciones, por lo que la apropiación de recursos y riquezas era motivo de conflictos y disputas. Con Cook, y su uso de nuevos metodos topográficos, llevó la precisión al mapa donde ubicar las cosas de este mundo.

    Aquello le valió ser contratado para lo que sería un viaje de I+D actual: los Mares del Sur, ver lo que hay, y ver qué se puede aprovechar. El primer viaje (1768-71), con motivo del tránsito de Venus que debe ser medido en las islas Tahiti (era un buen astrónomo, como cualquier buen marino), sirvió de modélica navegación para los futuros marinos británicos: minimizó la perdida de hombres, trató de forma humana a los aborigenes, salvó por los pelos la Gran Barrera de Coral y sus ganas de saber qué había más allá, donde siempre había vagos o fantasiosos informes, fueron el reflejo para otros capitanes con ganas de dejar huella en la historia. Unas ganas mayores que cualquier dificultad del género que fuera, y el libro es una bonita narración de como las superó.

    El segundo viaje (1772-75) es parecido porque también se le ordena descubrir un supuesto continente austral y ensayar innovadores instumentos nauticos, como el cronómetro K1. Lo que sí casi descubre es la Antártida. En el tercero (1776-79) debe buscar un paso al norte de América, por el Artico, que conecte Europa con Asia y las islas del Pacífico, cosa que no logró. Es en este viaje donde la autora nos descubre a un capitan en total decadencia, sin ascendiente sobre sus hombres, tomando malas decisiones, incluso la que le llevó a la muerte en las islas Hawai que él descubrió, tras un montón de encontronazos con los isleños. Unas circunstancias que en los anteriores viajes se habia cuidado de sortear pero que aqui le llevaron a morir como Magallanes, en la playa, con la duda de si abandonado por alguno de los suyos, pero además chamuscado y tal vez, engullido hasta el hueso en alguno de sus trozos.

    Alguno de los aciertos de la autora han sido traer a este libro las versiones de otros compañeros de Cook, anotar trozos de su diario e informarnos de otros navegantes igual de valerosos cuyos logros tal vez no sean tan reconocidos, pero que ya vieron algunos de los escenarios del Cook (como Australia) antes que él: holandeses, españoles, franceses y lusos. En contra de la visión de la autora, decir que parece medir los logros de la humanidad con la medida de los logros británicos: si ellos no fueron los primeros en todo, anduvieron cerca (véase el subtitulo del libro).

     Memorables paginas son el paso laberíntico de las barreras de coral al norte de Australia (debe aprovechar el impulso de una ola para atravesar un estrecho pasillo en la barrera mientras tienen un montón de vias de agua y se hunden poco a poco), o cuando los tiburones muerden remos y el timón de las embarcaciones ante los asustados marineros, o las puñaladas en el cuerpo de Cook, caido ya en el agua de Kealakekua Bay, un 14 de febrero de 1779.

    En realidad, este es un libro lleno de matices y de ideas para reflexionar sobre qué es la exploración. La vida de Cook está llena de aventuras y contrastes dignos de reseña.

El capitán Cook, el mayor explorador de todos los tiempos, de Vanessa Collingridge,    483 pg de lectura.  Ediciones Martinez Roca, colección Booket, 2004