Ver Viajes del Mundo en un mapa más grande

miércoles, 12 de junio de 2013

VAGABUNDEANDO EN EL EJE DEL MAL, de Juan Pablo Villarino

 


Quom, Iran
baluchistan
Este es un libro que llevaba mucho tiempo mirando de refilón en los escaparates. Un libro que me hacía dudar de si sería capaz de cubrir las expectativas de su titulo ,o me defraudaría a las 10 páginas. Cuando lo vi nuevamente con el sello editorial de RBA, vencí mis dudas y entre en la librería. Había decidido echarle un ojo a ver qué pasaba. He de decir que no esperaba que me gustara tanto.¿Por qué? Porque es osado, atrevido al llevar la contraria al resto de la humanidad (¿un viaje a Iraq y Afganistán con la que está cayendo?), respetuoso con la gente común pero no con los mandamases, porque parece auténtico en sus opiniones y valiente hasta ir a pasar miedo y no un viaje de placer solamente (¿no es viajar, así entendido, una búsqueda intelectual de muchas respuestas?). Mas allá de planteamientos alternativos a la moda y las tendencias culturales, el viaje de Juan Pablo es de los que dejan reseca la boca porque se mastica todo: la amistad de la gente cordial, la fascinación por culturas diferentes, paisajes irreales, noviazgos express y, ante todo, la ruptura con las consignas oficiales de los gobiernos y sus altavoces, los medios de comunicación.

afganistan
 Una sonrisa de idiota es la única arma que me acompaña en este viaje". Y es que Irak tiene mucho plomo que ofrecer, pero el autor quiere sacar el rostro de la gente humilde a la luz, y eso le lleva a no gastar dinero en hospedajes ni taxis, sino que busca la hospitalidad y la gratitud de la gente de oriente medio para progresar en el viaje, conocerlos en sus opiniones y sus formas de vidas para después contárnoslo a nosotros. Justo lo que no sale en las portadas de telediarios y periódicos. Cuando la gente comprende su intención, esta muy contenta de ayudarle en todos los lugares excepto en la zona más peligrosa de Afganistán, donde la presencia de los soldados de EEUU se limita a unas pocas bases testimoniales. Parece que niños, jóvenes y ancianos desean mostrar a un argentino simpático su mejor cara (a veces se lo rifan para hospedarlo).

  Para conseguir todo esto, el autor se embarca en un plan muy normalito en sus inicios, pero absolutamente loco y temerario después. Si todo el mundo te dice: "no te metas ahí, que es un avispero", Juan Pablo se mete. Así es como, tras recorrer Europa, recala en Turquía, que está muy bien, y luego traspasa las fronteras de Egipto, Jordania y Siria, un país este ultimo donde ya empiezan las autoridades a querer controlar sus movimientos (recordemos que está escrito antes de la guerra civil actual) en la zona de influencia kurda. Fuma argilleh, descubre que también beben mate y se encuentra una de las pocas poblaciones donde todavía se habla la lengua de Jesús de Nazareth, el arameo. En Turquía también se entretiene narrativamente, pero es un país muy moderno para lo que vendrá después. Porque su frontera con Iraq es la mejor zona de transito: "


    Casi siempre viaja a dedo. En Iraq lo recogen lo peshmergas y nos descubre el origen de los bombachos en la Pampa. Visita Erbil, capital del Kurdistan, y una surrealista visita al parlamento kurdo. Tras 10 días pasa a Irán, y comienza la visita por el norte montañoso de Teheran, celebra el  año nuevo persa, y observa las restricciones religiosas tan numerosas que obligan a la gente a saltárselas todas en la semiclandestinidad como un hábito más. En Teherán se sorprende con la clase media porque, tras tanta prensa occidental, no es lo que esperaba: solo decir que sustituyen los cubatas por una mezcla de etanol y cola. Junto a una catalana y un holandés viaja a Quom, el centro espiritual del país. a Persepolis y Yazd (cuna del zoroastrismo y de las Torres del Silencio). El día que Juan Pablo se mete en Afganistán lo hace aterrado y sin dormir, viendo antiguas piezas de artillería soviética en la cuneta y con críos jugando encima. Así es todo allí, destartalado, en guerra explosiva o latente, mirando a tu espalda por si acerca un chalado o si algún soldado de la ISAF pone el dedo en el gatillo porque no entendió bien que le respondía a su pregunta. La ruta por territorio pastún es la más peligrosa y la elegida para llegar sano y salvo a Kabul. Esas páginas hay que leerlas.  Aprenderá que es el bushkashi, la endiablada costumbre del tarof, a evitar las tribus kushis y el valor del altruismo de unos médicos norteamericanos. Verá el hueco dejado por la voladura de los inmensos budas en la roca. Hay lugares donde no han visto un extranjero como él en mucho, mucho tiempo. En la capital afgana le hospeda un matrimonio argentino que lleva instalada con sus hijos desde antes de los talibanes.
damasco

     La continuidad de la humanidad en el mapa solo parece amenazada por la política y la religión. El autor no es un observador complaciente, también lamenta que algunos problemas de la región los achacan sus habitantes a occidente cuando ellos mantiene rasgos de sus costumbres con orgullo. Detalles muy arraigados que frustran muchas esperanzas de los individuos en el futuro. 

    Su viaje acaba en mayo del 2006. Un viaje que demuestra que lo imposible es posible, que los estereotipos mediáticos (el "eje del mal" firmado por Bush) también sucumben a la realidad y que nada está lo suficientemente lejos como para no alcanzarlo con un presupuesto diario de 2 dolares (es más caro quedarse en casa). En cualquier parte lo ayudaron a seguir viajando.
herat

    "Viajo para retratar la bondad humana, sobre todo porque creo que el retrato de los episodios de hospitalidad tiene en nuestra época un carácter político que apunta a subvertir el orden del discurso aceptado del mundo=peligro. Claro que sé que hay gente envilecida en todas partes, victimas victimarios, gente que rumia el odio que el sistema produce. Cuando me encuentro con esas señales, sin embargo, no puedo evitar entristecerme".

    Juan Pablo Villarino tiene su pagina web: www.acrobatadelcamino.com. El autor se compromete a enviarle un ejemplar dedicado a quien se lo compre a través de su web. Ah, y su prosa es muy amena.

VAGABUNDEANDO POR EL EJE DEL MAL, por Juan Pablo Villarino. Editorial RBA, 300 paginas. 

viernes, 7 de junio de 2013

LAS MONTAÑAS DE BUDA, de Javier Moro

    El Tibet es una región complicada de visitar por estar ocupada por los chinos. Y no solo por su gobierno, sino por multitud de colonos que se han establecido en condiciones ventajosas para diluir demograficamente a la población autóctona e infravalorar su cultura. Llevamos décadas viendo el genocidio de China, ese temible e inquietante país que engloba tantos problemas en su territorio y que los exporta al resto. Un gobierno al que no hay estadista o empresario que se pliegue. Como en todo, en esta vida también estamos supeditados al capitalismo y manda don dinero. Lo que no quita que, pese al cansancio informativo, no merezca la pena descubrir las vicisitudes de la gente que lucha por su vida y emprende viajes porque no se conforma con lo peor del mundo. Tal es el caso de la historia que nos cuenta Javier Moro, la de dos viajes, uno en los años 50 por parte del Dalai Lama en fuga hacia la India, y otro a principio de los años 90, por parte de dos monjas budistas, Kinsom y Yandol.

    La historia del Dalai Lama puede haber sido más o menos publicitada, y hay películas que lo han reflejado, así como reportajes en cualquier medio informativo. Cabe resaltar del libro al menos que su exilio al principal país de acogida no fue fácil, que sus compatriotas no estaban preparados viniendo de una sociedad feudal en lo material y espiritual, y que incluso no estaban preparados fisiológicamente para adaptarse a climas más benignos y húmedos, distintos al Tibet, y que por tanto, enfermaban y aun morían por esa causa. Eso está añadido al profundo apego y nostalgia por la Arcadia perdida, un sentimiento que no entra nunca dentro de la lógica de las ideas sino del corazón.

    Con lo que ya se sabe de la política integradora del régimen chino, no es extraño que el autor se ponga de parte de los protagonistas y de lo que representan sin dudarlo. La elección del Dalai Lama, sus años de formación y sus terribles dudas para acceder a los cantos de sirena de Mao Zedong y sus acólitos, son los detalles que conocemos de su vida y el porqué de su expatriación. Sin embargo, no sería un libro de viajes también si no estuviera la odisea de las dos monjas para escapar con vida de la represión china. Tras las violaciones y torturas en Lhasa, tras la persecución de lo que sea culturalmente tibetano (celebraciones religiosas, cantar canciones típicas, incluso silvarlas, tener objetos de culto en casa, etc) deben huir si quieren mantenerse con vida. Las ayudas que reciben son clandestinas y la promesa de un mundo mejor para ellas ya no está en su hogar, el Tibet, sino en un mundo por descubrir y que ni imaginan.
    "... un resumen de la herencia de 30 años de invasión china: un millón doscientos mil tibetanos, la quinta parte de la población, había muerto de inanición o a causa de los malos tratos; 6254 monasterios y conventos fueron destruidos, sus tesoros vendidos o fundidos en lingotes o moneda; el 60% del patrimonio literario había acabado en la hoguera; la provincia de Amdog se había convertido en el mayor gulag del mundo, con capacidad para 10 millones de presos; uno de cada 10 tibetanos ha pasado por la carcel, 100.000 estaban en campos de trabajo"

    El autor se preocupa de ilustrarnos los motivos de esta huida hacia la libertad de conciencia porque nadie podía estar más apegado a su tierra que estas monjas. En el Tibet parece que la tierra te invita a mirar ese mundo de las ideas budistas. Pero el invasor chino les niega ese derecho ancestral y por eso se meten en una expedición ilegal y arriesgada de prófugos muy mal preparados para cruzar la barrera de los Himalayas, esconderse de los soldados chinos, sortear a los corruptos guardias nepalies y acogerse como refugiados a la caridad del gobierno indio y a la de sus propios compatriotas. El meollo de la aventura es seguir a las dos monjas metidas entre desfiladeros, avalanchas, sufriendo mal de altura. El relato sigue a un niño de 10 años enviado por sus padres al exilio gastándose todo lo que tenían mientras el menor está a punto de perecer de congelaciones. Y no sabremos hasta el final si el guía es de fiar o no. El continuo escape de gente ha conseguido sin embargo dar a conocer esta tragedia de nuestros días, avergonzarnos (una vez más) de la escala de valores de nuestros gobiernos (y, a la larga, de sus votantes), contando con la complicidad del desconocimiento, la distancia y de que no nos faltan otros problemas. Sin embargo el paisaje tan alucinante que apreciamos del Tibet en las fotos, en sus historias y su cultura, no estaría completo sin una imagen humana, sin el relleno del grupo social que no interesa mostrar ante las cámaras (porque no queda bien, porque irrita a las autoridades, etc). Ir al Tibet (si te dejan estar sin vigilancia) y no ver la otra cara del Tibet, es perderse cosas que no gusta ver pero que también forman parte imprescindible del paisaje. Seguro que hay otros ejemplos en el mundo. 
    La lectura es ágil, no es un panfleto antichino (los propios chinos lo han puesto muy fácil), y cabe reflexionar sobre el papel que tenían las autoridades religiosas en el Tibet de antaño. El libro se basa en  viajes a Nepal, Tibet y la India, así como a entrevistas a sus protagonistas. Con todo, es un buen libro para tener un viaje literario a una región del mundo difícil de descubrir.

LAS MONTAÑAS DE BUDA, de Javier Moro. Año 1997. Editorial Seix Barral, año 2008. Unas 250 páginas.