Ver Viajes del Mundo en un mapa más grande

miércoles, 12 de febrero de 2014

ARENAS DE ARABIA, de Wilfred Thesiger

   


El autor
Es fácil animar a la lectura de un libro como este. Si hubiera que elegir uno de los mejores libros de viajes jamás escritos, este caería en cualquier lista, y de igual manera es un libro muy conocido para los amantes del género. Pero si aun no eres de esta tribu, no deberías pensártelo dos veces para adquirirlo.

    Thesiger había pasado muchos años de su infancia y juventud en Kenya (nacio en Adis Abeba en 1910), en donde estaba destinado su padre como funcionario al servicio del Imperio Británico. Respiró el aire del desierto y se interesó por sus habitantes muy pronto. 

    "...era el amor por lo desconocido más que cualquier amor por los desiertos..."

Wilfred Thesiger
    Quiso estar entre la pléyade de exploradores de África, buscó un territorio que quedase sin explorar, se enteró de uno y corrió hacia él cargado con los pertrechos abultados de otras épocas. Y de ahí saltó al sur de Arabia, tema central de su libro. La aventura con mayúsculas.

Wilfred Thesiger
    Nuestro autor se interesó no solo por una geografía, por un reto deportivo o por la caza (otro rasgo colonial, el estrago que ha hecho ese "placer" en el imaginario de tanto cazador sin escrúpulo con ganas de abatir los 5 grandes hasta que se extingan). Thesiger se interesa por la aventura total, aquella en la que dibujar mapas del entorno desértico y sus dunas, va unido al nombre de las tribus que atraviesa, el nombre de sus jefes, de sus amigos, el nombre de los pozos, las rencillas en las que se enzarzan (como si aquello  de robar camellos al vecino fuera un hábito típico como ir a por tabaco), los rasgos culturales que los definen (vestidos, comida, enterramientos, religión, etc) Es muy consciente de que el petroleo va a cambiarlo todo, que la familia Saudí y la de los grandes jeques de Abu Dabi, Qatar, Yemen y Omán están siendo tentados por las petroleras con ríos de dinero que borrarán del mapa estilos de vida arcaicos, muy duros de soportar a veces pero también más auténticos y que les confieren libertad y felicidad, aspectos todos que Thesiger admira. Si de algo se puede achacar a Thesiger, son esas opiniones en cuanto a la superioridad de estas gentes del desierto sobre la muy floja gente árabe de la ciudad. Cuando dice que va a Londres, lo anuncia para hacernos saber que ese no es su sitio. Mucho nos tememos que, simplemente, la ciudad tampoco era para él.
uadi hazar, yemen




Dunas de Rub al Jali
    Es curioso como para el estudio de la langosta, una plaga que se desplaza miles de kilómetros arrasando cosechas, Thesiger consige que le envíen a misiones que pocos querrían: abandonó su puesto de funcionario previamente para estar más libre y dispuesto a la exploración, y se hizo contratar solo para sucesivas misiones. También llego a financiarse ciertas expediciones de su propio bolsillo. Y sobre todo, aunque también hizo enemigos (para muchos árabes, ver un extranjero pisando suelo de Arabia era una profanación que se pagaba con la vida), también hizo muchos más amigos entre la gente bedu del desierto.

Los compañeros de Thesiger
    Las aventuras de Wilfred empiezan de niño, conociendo las guerras tribales, los tributos de sangre, las danzas, los príncipes, etc. Luego es invitado a la coronación del emperador de Etiopía, atraviesa el desierto Danakil, donde vive una feroz tribu con ese mismo nombre (cortadores de cabeza, de testículos, lo que haga falta). Su objetivo era encontrar las fuentes del río Awash cruzando Aussa, lo que ningún europeo hizo antes. Acaba en Djibuti después de saciar sus ganas de exotismo colonial: planicies de Akai, fuerte Dikil, el desierto de lava hasta Tajura, la depresión de Assal, los volcanes de Jira... En 1935 esta de funcionario trabajando al norte de Darfur (conocido ahora por las hambrunas), donde aprende a viajar por el Sahara con pocos pertrechos y al uso de sus habitantes. Conoció Bir Natrum mientras los fascistas de Musolini intentaban dominar la zona. En 1937 renuncia a su puesto porque no creía en los cambios que el gobierno iba a introducir en la población. Visita el Alto Nilo, Marruecos, el Tibesti (1938), asciende el Emi Kuossi (3390m, en los Tibesti, norte del Chad). Durante la II Guerra Mundial sirve al ejercito en Sudan y Siria, y acabado el conflicto, obtiene un empleo en el llamado Territorio Vacio al sur de Arabia para saber qué demonios hace una langosta.. En septiembre de 1945 está en Aden: ahí comienzan 5 años de viajes en camello, de anudar intensas amistades con gente de las tribus (especialmente los bedu), anotar su carácter, sus costumbres medievales, su sentido arcaico de la vida, las negociaciones con jeques recelosos de todo lo extranjero (como el de Mascate), las continuas razzias entre tribus robando camellos (el bien más preciado) y pagando deudas de sangre... Creo que Wilfred no se deja nada por anotar y el resultado es exótico, complejo y muy bien escrito, porque además de admirar y tratar siempre de estar a la altura de los bedu, también es consciente de sus mezquindades. Atraviesa el desierto al modo de ellos, guiados por ellos hasta que, en una ocasión, lo ha aprendido también que es él quien los guía para admiración de muchos árabes. No hay que perderse las descripciones del desierto y detalles como los de la circuncisión y otros. Comprender a estos árabes a los que no les interesa el progreso de los aviones o los camiones, solo los fusiles. Saber que aquellos árabes del desierto no eran tan fanáticos del islam, ni doblegaban a sus mujeres, y mezcla de religión con tradiciones arcaicas que vivían. Interesante el gran cariño y el conocimiento que sienten hacia los camellos: toda una ciencia.
Arenas de Rub-al-Jali








Salim_Bin_Ghabaisha y Wilfred Thesiger
    Posteriormente, Wilfred encaminaria sus pasos hacia Mesopotamia (eso es otro libro), Pakistan, Kurdistan y otras zonas de Africa. En 1990 estaba de vuelta en Inglaterra. Este es el obituario en El Pais. Murio a los 93 años, escondiendo su vida personal llena de inseguridades, y de la forma que temía: lejos de lo que amaba, aquello que le hizo ser la persona que quiso ser, y gritando: "¡Dejadme marchar!" (vease enlace a El Pais)

Wilfred Thesiger
 Hadhramawt, Yemen 1947
    En definitiva, ARENAS DE ARABIA es un libro de viajes, plagado de observaciones y de aventura, ameno (no tenia intención de hacer un libro de sus vivencias inicialmente) como pocos, que trata de hacernos sentir el calor del día y las frías noches desérticas, la cordialidad de los árabes y la fiereza de sus bandidos. Intenta acercarse lo más que puede a sus formas de vida mientras estas sean únicas e irrepetibles. Pero ya sabemos que, como en los experimentos científicos, observar algo ya es introducir cambios en él objeto en cuestión, y era cuestión de tiempo que todo eso se perdiera como Thesiger mismo, años después, reconoció. Por eso este libro es maravilloso e insustituible.
Arabia, marzo de 1946

    Si Wilfred abandonó Arabía pensando que era para siempre a finales de 1949, fue porque ya no podía viajar de incógnito: las noticias corren rápido en el desierto (a velocidad de camello) y unos querían matarlo, otros pedirle dinero o favores por dejar pasar por su territorio al infiel... el cambio estaba en marcha.

El grupo de Thesiger
ARENAS DE ARABIA, de Wilfred Thesiger, Editorial Altair, año 2003. Thesiger lo escribio en 1959. Tiene 430 paginas y algunas fotos en B/N del autor.