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miércoles, 28 de febrero de 2018

LA COMERCIALIZACIÓN DEL EVEREST. MONTAÑAS INJUSTAS, de Agustín Faus

LA COMERCIALIZACIÓN DEL EVEREST. MONTAÑAS INJUSTAS, de Agustín Faus 

    "El Everest es la única montaña que ha dejado de ser montaña-montaña para entrar a ser un punto geográfico de primerísima categoría, lo que es lo mismo que un mito o un foco de atracción, o un desafío desnudo, especial hacia las ambiciones y las prepotencias. Hoy hay hombres que, sin pensar ya en el sentimiento de las montañas, son víctimas de la necesidad de vencerlo todo, sean sus objetivos humanos, montañas o cosas.
    El Everest, por esta causa, se ha comercializado en exceso y prácticamente ha dejado de ser una montaña para los alpinistas de corazón. Ha dejado de ser una montaña-montaña como son todas las otras montañas del mundo. Se ha llegado a un momento en el cual hay empresas que casi garantizan «llevar a una persona —a cualquier persona con o sin sentimiento montañero— a la cumbre del Everest, previo pago de seis u ocho o diez mil dólares». Y esto ya no tiene nada que ver con el alpinismo tradicional.
    Cuando surgen en el campamento base del glaciar de Khumbu más de trescientas tiendas, con gentes que no se conocen, ni se saludan, ni se respetan entre ellos. Cuando hay gente que discute por obtener agua potable. Cuando se ensucia cualquier rincón del glaciar donde todo queda, lógicamente, degradado, insalubre. Entonces el Everest ya no puede ser una montaña con el elogiable sabor de todas las montañas. Cuando se llega a un terrible grado de saturación, de multitudes, de inhumanidad. Cuando allí mismo, entre las tiendas, un grupo trafica con otro grupo exigiendo a unos el pago de una determinada cantidad de dinero para poder emplear una cuerda fija colocada por otros (o cedida, mediante dinero también por otro grupo anterior), esto ya no es montañismo, ni el ambiente entre tiendas se puede llamar alpinismo como ha sido siempre el alpinismo clásico.
    Cuando se pasa impávido junto a cadáveres helados, cubiertos desde hace tiempo por el hielo, o cuando un sherpa se está muriendo allí mismo y nadie se descompone. Cuando otros sherpas discuten entre ellos porque no quieren colaborar para fijar cuerdas que son de otro equipo. Cuando menudean en exceso en el campamento base descaradas citas amorosas entre participantes y participantas de unas y otras expediciones, y los sherpas lo saben, lo espían y lo comentan a carcajada limpia… o activan ellos mismos las citas. Cuando en la ladera del Everest se forma una fila de cincuenta o sesenta o más escaladores pisándose unos a otros o apresurándose o empujándose, casi disputándose las cuerdas fijas. Cuando no se hacen caso unos de otros si les sucede algo malo a tal altitud o bajo el mal tiempo…
    Cuando sucede todo esto tan deplorable, y más cosas desagradables. Cuando a pesar de estar a cinco mil metros, el lugar ya no es como una montaña tradicional tal como la conocemos y la apreciamos los montañeros. Cuando estando sobre el hielo y la nieve, el ambiente parece más el de «una jungla de asfalto». ¿Puede aceptarse esta jungla en una montaña? ¿Es justo todo esto?"

SUICIDIO PERFECTO, de Petros Markaris

SUICIDIO PERFECTO, de Petros Markaris 

Me corroe una duda un tanto indiscreta, pero si no la verbalizo, me ahogará.
—Hay algo que no entiendo, Kula. Si eres tan inteligente, ¿por qué te comportas de otro modo en el departamento?
Se vuelve hacia mí con una sonrisa.
—¿De qué modo?
—Cómo te lo diría... Más... ingenua.
Se echa a reír.
—Vamos, señor Jaritos. ¿Ingenua? ¡Estúpida, querrá decir!
—Exageras pero, de todos modos, ¿por qué lo haces? ¿Por culpa de Guikas?
De repente, se pone seria.
—Porque quiero casarme y tener hijos, señor Jaritos.
—¿Y eso qué tiene que ver?
—Tiene mucho que ver. En los ambientes en que me muevo, tanto en mi vida profesional como en la personal, los hombres rehuyen a las mujeres inteligentes. Si voy de lista por la vida, me quedaré para vestir santos. Los hombres se sienten más a gusto con la estupidez, les infunde seguridad. —Hace una pausa antes de proseguir—: Mi caso es muy distinto del de su hija. Ella estudió, está haciendo el doctorado, sale con un médico. Yo no tengo nada de todo eso.
—¿Qué sabes de mi hija? —pregunto asombrado.
—Me lo contó la señora Adrianí el otro día, mientras preparábamos el imam.
Apuesto a que también le manifestó su pena por el hecho de que Katerina no sabe cocinar.
—No te pongas tan trágica, siempre te queda Aristópulos —bromeo.
—Aristópulos quiere acostarse conmigo —responde, impasible—. Su mayor deseo es cursar una carrera empresarial. Estaría loco si se liara con una poli. Si le digo dos veces que no, no habrá una tercera. Si me acuesto dos veces con él, a la tercera desaparecerá y, para volver a verlo, tendré que arrestarlo. —Sonríe de nuevo—. Déjelo estar, he pensado en todas las posibilidades.
—¿Y pasarás el resto de tu vida haciéndote la tonta?
—¡Qué dice! —replica—. ¡Ya verá cuando me case!
Me quedo mirándola. De repente, estoy delante de Adrianí. Ahora entiendo por qué congeniaron tan deprisa.

martes, 27 de febrero de 2018

LA MONTAÑA, de Eliseo Reclus

LA MONTAÑA, de Eliseo Reclus

    "El monte es un grupo de montañas por si solo, como en medio del mar está compuesta cada ola de innumerables ondillas. Para apreciar en conjunto la arquitectura de la montaña, hay que estudiarla y recorrerla en todos sentidos, subir á todos los peñascos, penetrar en todos los alfoces. Es un infinito, como lo son todas las cosas para quien quiere conocerlas por completo."
LA MIRADA, de J. Castillo

La mirada es un pájaro silencioso
que vuela en alas de la curiosidad.
Anida en la mochila con la que viajo,
pero busca su alimento en las cimas
y se arrima a descansar junto
al arroyo gorgoteante.
Sobrevuela la cuenca de los valles,
encuentra alamedas escondidas
y sigue la estela de los viajantes,
también la de esos, los que se atreven
a asaltar la cúspide del picacho desafiante.
A veces lo imagino a ras de los pináculos del bosque,
a veces fundido con el horizonte.
Unas horas después, regreso a casa;
ufano y tranquilo, me descuelgo la mochila y,
al abrirla, descubro, junto al polvo del camino,
la pluma de un aguila y el aroma del pino.
Pero el nido está vacío porque, tal vez,
la mirada es un pájaro que no se puede enjaular,
la mirada es un pájaro con libre albedrío.

EL HOMBRE DESASOSEGADO. LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO de Byung-Chul Han

EL HOMBRE DESASOSEGADO. LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO de Byung-Chul Han

   "Nietzsche, que reemplazó el Ser por la voluntad, sabe que la vida humana termina en una hiperactividad mortal, cuando de ella se elimina todo elemento contemplativo:
    Por falta de sosiego, nuestra civilización desemboca en una nueva barbarie. En ninguna época, se han cotizado más los activos, es decir, los desasosegados. Cuéntase, por tanto, entre las correcciones necesarias que deben hacérsele al carácter de la humanidad el fortalecimiento en amplia medida del elemento contemplativo."

lunes, 26 de febrero de 2018

LA PEDRIZA. MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez

LA PEDRIZA. MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez 

    "El sencillo hecho de andar por la Pedriza era acumular nuevas emociones, dimensiones desconocidas que escapaban a cualquier intento de explicarlas. Sumergido en mi soledad, cada vez tomaban más altura mis propias fantasías. Sentía la verdad de la existencia, escuchaba el ruido de la naturaleza, miraba con otros ojos a un universo infinito de rocas graníticas con una dimensión humana. La Pedriza fue desde ese primer instante, el lugar que estaba buscando en mi interior. Un universo de una estética laberíntica entremezclada de rocas y canchales difícil de describir."

LA NIÑA SIN NOMBRE. UNA MAESTRA EN KATMANDÚ, de Victoria Subirana

LA NIÑA SIN NOMBRE. UNA MAESTRA EN KATMANDÚ, de Victoria Subirana

  "...un niño que está siempre en la estupa de Buda. El chiquillo debe de tener 3 o 4 años. Comparado con las medidas de su cuerpo, su cráneo es tan chiquito, que se parece más al de un mono que al de una persona. Anda arqueándose, con un balanceo leve, moviendo las extremidades como lo hacen los simios: espalda encorvada y gestos bruscos al girar. El niño no habla, emite sonidos agudos y palmotea sus manos estereotipadamente, como un esquizoide.
  Va en brazos de una niña de unos 5 o 6 años, a veces colgando de la espalda, atado con un trapo, como si fuera un bulto; otras veces lo lleva de la mano. Se conoce que el niño no quiere andar y, cuando la cría se cansa de llevarlo en brazos, monta unas pataletas que, entre gritos, porrazos y patadas, la debe de desollar viva.
  El niño deforme es la atracción de los turistas que, de pura lástima, no paran de darle dinero; sin embargo, los adultos que mendigan por la zona le odian, porque les quita todas las limosnas, los niños no paran de insultarle y le llaman «mono». Todos les instigan para que se vayan a otra parte y, a veces, se enzarzan en peleas que, casi siempre, terminan mal.
  El sábado estuvimos en la estupa hablando con ellos. La niña que lo lleva es su hermana. Cuando le pregunté por su nombre, pareció extrañarse mucho y solamente me contestó:
  —Soy la que lleva a Jaram.
  Yo insistí en la pregunta, pero Sharmila, que iba conmigo, me hizo una aclaración:
  —Aquí, cuando nace un varón, se lo dan a una hermana mayor que él, para que lo cuide, y entonces aquélla pierde su nombre; todos la conocen como la que cuida del hermano.
  Yo me quedé sin habla. Pero ¿cómo era posible que semejante injusticia se pudiera tolerar en un país democrático?
  Supe que aquella gente procedía de la India y que sus padres vivían en un campamento muy pobre que se encuentra delante del aeropuerto de Katmandú. Le propuse a la hermana que nos dejara educar a su hermano en nuestra escuela, a lo que se negó. Sharmila le dijo a la niña que fuera a buscar a su madre, porque queríamos hablar con ella.
  Esperamos tres largas horas y al rato se presentó.
  La mujer tenía un aspecto deplorable. De pobreza, de decrepitud. Iba descalza, vestida con harapos, con signos evidentes de miseria y de malvivir, pero había algo en ella que me llamó poderosamente la atención, ya que no era demasiado frecuente en Nepal: tenía los ojos azules. Unos ojos que resaltaban como dos turquesas incrustadas en el retablo de su cara morena.
  La mujer se negó rotundamente a quitar a su hijo de la calle. Según Sharmila, lo que para otros hubiera sido una vergüenza, o un motivo de desgracia, era, para ellos, una bendición. Aquel niño deficiente seguramente era el único reclamo que tenía la familia para sobrevivir.
  Me contó Sharmila cosas espantosas, sobre padres que mutilaban a uno de sus hijos para ponerlo a pedir, y así despertar la pena y el favor de los turistas.
  ¡Me horroricé! ¡Me horroricé! ¡Me horroricé!
  Le pedí a Sharmila que se callara, que no quería saberlo.
  —Hoy no, por favor; otro día me lo cuentas. Hoy ya tengo bastante con vivir lo que he vivido, y con saber lo que sé. Hoy ya no puedo tolerar más el sufrimiento.
  Me volví a casa con una gran sensación de fracaso, pensando que realmente Nepal era un país muy cruel. Si se tenía sensibilidad e inteligencia, la vida se hacía muy difícil de llevar en algunas situaciones."

viernes, 23 de febrero de 2018

AMIGOS QUE QUEDARON EN EL K2, PARTE II. BAJO LOS CIELOS DE ASIA, de Iñaki Ochoa de Olza

AMIGOS QUE QUEDARON EN EL K2. BAJO LOS CIELOS DE ASIA, de Iñaki Ochoa de Olza 

    "Me decido con una pena profunda, porque mis amigos salen para arriba al mismo tiempo que los americanos para abajo, lo que significa que no estaré en el base durante los intentos de cumbre. Me despido de Atxo, que me da unas cartas para su mujer, de Ramón y de Juanjo el día anterior a que Sebitas y José Carlos suban a la cumbre en una escalada limpia y meteórica, un 30 de julio fantástico.
Y yo me voy para abajo solo, con mi dolor como compañero, cojeando débilmente por la morrena glaciar.
(...)
    Pero la miseria, el dolor y el hambre no es lo peor de todo. Lo peor de todo, con diferencia, es aguantar el sentido del humor de Alan Hinkes todas las tardes. Cuando no es sexista, es xenófobo. O ambas cosas a la vez. Y si no, simplemente resulta burdo y grosero. Además es obvio que se cree un tipo gracioso.
    Si lo sé, no aprendo inglés.
(...)
    ...acojo con sumo gusto la llegada de Sebas y compañía, que vuelven hacia Pakistán y a cuyo grupo puedo unirme ahora.
    La tarde antes de salir de Kashgar estamos charlando con los americanos en una terraza próxima al hotel. Estamos tranquilos porque el tiempo ha sido bueno y nos imaginamos, o al menos lo deseamos, que nuestros amigos hayan subido ya al K2 y estén emprendiendo el camino de vuelta. Aquí no hay línea telefónica internacional, así que no tenemos modo de saber qué ha pasado. Además eso sólo podría suceder si ellos han mandado alguna noticia a Madrid a través del fax de los generosos italianos.
    Súbitamente, mientras bebemos algo, una de las empleadas del hotel aparece corriendo con los ojos desorbitados y gritando:
    —¡¡Spanish group, Spanish group, international telephone!!…
    No entendemos muy bien qué pasa, pero Sebas y yo cruzamos la calle lo más deprisa posible. Yo cojeo y él corre. Llega antes que yo a la recepción y me dice después de coger el auricular:
    —Es mi hermana.
   Con eso espera apaciguar mi impaciencia. En cierto modo lo consigue, al menos durante unos cortos instantes. Yo sé que Sebas tiene una hermana que trabaja en una compañía telefónica española. Ella ha debido conseguir el increíble milagro de que alguien en alguna compañía china del mismo género le conecte con el único hotel de Kashgar que aloja a extranjeros. Después no ha debido serle fácil explicarse y que le entiendan. Y mandar a alguien a buscarnos.
   Por eso sé que las noticias, buenas o malas, son importantes. La cara de Sebas no arroja mucha luz, aunque consigue disimular lo que siente en un primer momento. Yo no puedo más de curiosidad y le meto un par de tirones a su brazo para ver si me dice algo. Algo sí que me dice, desde luego, algo para lo que yo no estaba de ninguna manera preparado:
   —Atxo ha muerto.
   Noto como mi dolorida espalda se desliza por la pared de madera del mostrador. Me siento en el suelo y toda mi realidad se reduce a esa frase, inalterable y cruel, que de ningún modo me resulta digerible. Mientras mis ojos se llenan de unas lágrimas que tardarán años en salir, me siento completamente vacío por dentro.
   Sé que él era fortísimo, pero ahora mismo no pienso que sea una injusticia, no pienso en el porqué, no pienso en el cómo. No me rebelo, no blasfemo, no reniego. Sólo puedo pensar en Atxo Apellániz, en su sonrisa y su solidaridad cuando yo más las necesitaba. También en Nati, que espera las cartas que Atxo escribió y yo le llevo. La misma Nati que recibió aquel abrazo que me avergonzó por su intensidad, aquel abrazo que sellaba una despedida que era definitiva.
   Me da la sensación que en el corazón grande de Atxo nadie ha sido nunca forastero. Y yo no he sido ninguna excepción.
  En los días que siguen nos vamos de vuelta hacia Pakistán rotos por el dolor. Poco a poco conoceremos más detalles de la escalada de Sebitas y José Carlos como primer grupo de cima, el 30 de julio. Y de cómo Juanjo y Atxo también pisaron la cumbre a últimas horas de la tarde del 4 de agosto, envueltos en la maldita sincronía de una tormenta perfecta que ya les envolvía. También conoceremos la interminable odisea en la que se convirtió su descenso y cómo, casi una semana después, Atxo se apagó como un pajarito en la tienda del campo II, agotado.
   Pero todo está lejos de terminar aún y sabemos que Juanjo necesita un rescate urgente debido a sus extensas congelaciones, en las manos principalmente. Mi cercana experiencia no invita al optimismo y una vez más, los chinos no nos van a defraudar. Son los peores. Primero no serán capaces de mandar un helicóptero propio, alegando «mal tiempo». Después no permitirán tampoco que lo haga uno del ejército pakistaní, cuya intervención ya había sido autorizada mediante eficaces gestiones de TVE y la embajada española en Pakistán. Y finalmente pondrán todo tipo de pegas a la salida de los diversos miembros de la expedición por separado, alegando que el visado de entrada es «de grupo» y que por lo tanto hay que salir todos juntos. Gracias a sus trabas y a su criminal negligencia, las amputaciones de Juanjo serán más extensas y crueles.
   ¿Me permiten ustedes maldecir un poco? Pues, que mal rayo les parta."

ESPACIOS PERDIDOS. FUERA DEL MAPA, de Alastair Bonnett

ESPACIOS PERDIDOS. FUERA DEL MAPA, de Alastair Bonnett

    "La transformación de una serie de lugares complejos y diversos en otros simples y superficiales tiene como resultado una población más vulnerable culturalmente, una masa desarraigada cuyo unico vinculo de cohesión es la ideología que se les impone desde arriba"




jueves, 22 de febrero de 2018

ES NECESARIO EL ALPINISMO? MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez

¿ES NECESARIO EL ALPINISMO? MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez 

    "Creo que a pesar del coste que suponen estos sueños en términos económicos, de producción artística o de vidas humanas en definitiva, la sociedad necesita personas que arriesguen, que se lancen a dar grandes saltos a lo desconocido, que guíen los límites de la creatividad de cada alpinista más allá de lo contemporáneo. Se trata de repartir parte de ese talento innato para algunos. No son los héroes, como normalmente los entendemos. En este sentido, los alpinistas no son más que un eslabón muy pequeño de la idea.
    Grandes soñadores como Lawrence de Arabia, Roald Amundsen o Neil Armstrong son algunas de las personas que han llevado a mejorar la vida de los demás. Parte de lo que nos enseñan estos grandes aventureros podría ser esencial para la educación de la sociedad en su conjunto. Y aquí es donde el alpinismo se vuelve siempre necesario.
    «Sin arriesgar la vida y el cuerpo, no hay aventura», dijo Yvon Chouinard, empresario, alpinista y surfista. Nadie arriesgaría en la montaña si supiera que le iba a pasar algo. Pero ésta es la única reflexión que se tiene que plantear el alpinista. Ésta es la principal diferencia con el deporte en general: el vínculo con el riesgo."
Island Peak, Nepal

UNA MAESTRA EN KATMANDU, de Victoria Subirana

UNA MAESTRA EN KATMANDU, de Victoria Subirana

    Alguien que se juega algo mas que una vacaciones... es mas bien como tirarse por primera vez en paracaídas y sabiendo únicamente que la anilla debe estar por aquí, a 3000 m de altura y tú, mientras, cayendo. A veces la vida, la que merece la pena, viene sin manual de instrucciones y solo algunas se atreven con ella de verdad. Después de leer su libro, siento una gran admiración por Victoria Subirana. Me ha recordado mucho al de Iñaki Ochoa de Olza, "Bajo los cielos de Asia": gran experiencia, gran riesgo, sabe de lo que habla porque ella vive así, y una notable capacidad de hacérnoslo experimentar un poquito... Nos transmite a fin de cuenta su propia filosofía de vida, la que le vale para su situación, que no tiene porque valer para otras vidas y circunstancias, pero que te deja un poso de autenticidad, de que merece la pena seguir nuestro propio camino sea cual sea el destino al que nos lleve. Seguro que mas de uno ya lo ha leido. No he encontrado otro libro mejor para conocer, desde dentro, esa sociedad de sonrisas y buen rollito que es la nepalí, y donde las cosas son tan complejas y duras como quepa suponer.

LA ETNIA DE LOS NEWAR. UNA MAESTRA EN KATHMANDU

LA ETNIA DE LOS NEWAR. UNA MAESTRA EN KATMANDÚ 

    "...los detalles más inverosímiles de la vida de los newar, que son la etnia más antigua del valle de Katmandú. Su historia se remonta a 2.500 años de antigüedad y su tradición ha perdurado a lo largo de los siglos y ha sobrevivido a la dominación de las dinastías Gopala, Kirat, Licchavi y Malla. Finalmente fueron derrocados por la dinastía de los Shaha. En realidad, el nombre de la misma ciudad está relacionada con ellos, ya que Katmandú significa «Templo de madera», porque fueron los newar los que construyeron los primeros templos de madera, adoquinaron las calles y crearon un imperio de belleza incomparable, ejemplo de esplendor y cultura para muchísimas civilizaciones del mundo.
    Los newar habitan también las colinas que rodean el valle y los pueblos cercanos a la capital. Al principio, esta etnia era puramente budista pero, con el paso del tiempo, han combinado el hinduismo y el budismo en sus prácticas religiosas. Es la casta que se dedica básicamente al comercio, a la banca, la economía, la artesanía y la agricultura.
    Son aproximadamente un millón trescientos mil. Están divididos en diferentes castas, que a su vez se subdividen, y que están designadas por la ocupación que desempeñan.
    Su lengua se denomina Nepal Bhasha, y es una mezcla del tibetano-birmano; sin embargo, debido a la poca comunicación que existe entre unas comunidades y otras, la lengua newari ha derivado en numerosos dialectos, de manera que los newar que viven en Patan hablan una lengua diferente a los habitantes de Bhaktapur. Estos últimos albergan la subcasta de los Jhapu, que son generalmente campesinos de una casta muy inferior. Para que todos lo sepan, las mujeres visten con un sari negro que tiene una franja roja alrededor, llevan la oreja repleta de aros de oro y se tatúan las piernas."

miércoles, 21 de febrero de 2018

¿DONDE COLOCAR LA ÚLTIMA FRONTERA? MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez

DONDE COLOCAR LA ÚLTIMA FRONTERA? MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez 

¿DONDE COLOCAR LA ÚLTIMA FRONTERA? MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez 

    "En cuanto a la influencia que puede provocar enseñar este tipo de escaladas, personalmente siempre he querido creer en la inteligencia humana al igual que explicaba el escalador solitario John Bachar, «tú no vas al circo y porque veas a uno meterse un sable por la boca vas tú y lo repites». Y lo digo por el eterno debate de si se deben o no mostrar estas actividades en los medios de comunicación. La revista Desnivel publicó hace años en portada la escalada en solitario de Carlos García en la Visera y con los años parece que se cuestionase de forma insistente este tipo de informaciones. Sin embargo, yo aprendí mucho leyendo a Bonatti y a otros que trasmitían lo mismo años después y que vivían de manera más extrema, como fue el caso de Reinhold Messner. ¿No es acaso el alpinismo en general una invitación constante a las fronteras del riesgo? ¿Dónde están los límites de lo razonablemente seguro? Desde luego, que desde mi opinión, no están las respuestas en la referencia de una sola generación. Nadie tiene la respuesta más acertada para estas preguntas. La evolución constante del alpinismo y la escalada hace que nos planteemos cosas incomprensibles. Una espiral de búsqueda de la perfección es el juego en el que algunos aspiran a elevarse. Aunque muchos se queden por el camino, siempre aparece alguno con más valor y conocimiento para poner las barreras de lo imposible un poco más humanas."

DESPEDIDA DE ESPAÑA, 1939. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg

DESPEDIDA DE ESPAÑA, 1939. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg 

    "En Perpiñán, durante el verano, me hice amigo del propietario de un sucio y viejo hotel. Solía alojarme allí y llevé a mis camaradas. Como todas las habitaciones estaban ocupadas, la gente dormía en el comedor, en la oficina de recepción y donde podía. El propietario no informaba a la policía de la llegada de nuevos huéspedes, de modo que no detenían a nadie. En la ciudad, por el contrario, se llevaba a cabo una cacería. Las mujeres españolas, que nunca habían cubierto sus cabezas, compraban elegantes sombreritos de moda, se empolvaban y se daban colorete para ocultar su pena y hacerse pasar por francesas. En Banyuls unos pescadores molieron a palos al reportero de un periódico de derechas que se había burlado de los vencidos. Sí, había franceses de todo tipo. Uno no puede condenarlos ni justificarlos.
    Las autoridades francesas internaron a los españoles en campos de concentración en Argelés-sur-Mer y Saint-Cyprien. Les daban una hogaza de pan para seis personas y agua podrida, se mofaban de ellos. Mientras tanto, en París, a Ribbentrop le rendían homenaje… Por lo demás, al hablar de esos tiempos es mejor no acordarse de la justicia ni de Ribbentrop. ¿Había alguien entonces que no lo abrazara?
    Me entregaron una carta del poeta Herrera Petere, a quien habían encerrado en un campo de concentración. Me decía que, tras el alambre de espino, había muchos amigos míos. Fui a París. Aragon, Jean-Richard Bloch, Cassou y otros miembros de nuestra asociación se hicieron cargo de los escritores presos. Consiguieron liberarlos al cabo de dos o tres semanas.
    Negrín y otros ministros volaron a Madrid. El territorio que todavía ocupaban los ejércitos republicanos estaba ahora cercado. Inglaterra y Francia reconocieron a Franco como legítimo jefe de España. La República estaba bloqueada. Los barcos que llevaban pan y patatas a Valencia no pasaban de Marsella. En Madrid, el 6 de marzo, el coronel Casado (con la bendición del general Miaja, ese títere) dio un golpe militar y sustituyó a Negrín por un grupo de hombres dispuesto a capitular. No obstante, el desenlace de la tragedia española no fueron las convulsiones de un Madrid condenado, sino los días invernales en que el ejército del Ebro, armado y en orden, cruzó la frontera francesa con la esperanza de llegar a Valencia. (Llevaban las mismas armas que luego los franceses entregaron al general Franco).
    Hitler, envalentonado por el éxito, ocupó Praga. Marina Tsvietáieva, en su último encuentro con su amigo el escritorio, escribió: «Oh, ojos llenos de lágrimas. Llorosos de ira y de amor. ¡Oh, Chequia en llanto, España ensangrentada! ¡Oh, negra montaña que has sumido al mundo entero en la oscuridad! Es hora —es hora— es hora de devolver el billete al Creador».
    Me cuesta decir adiós a España en este libro. Recuerdo a un soldado armado con una metralleta que, en el paso de Ares, se despedía de su mujer y de su hijo de dos años. Me pidió que los llevara a un lugar seguro y me dijo: «Yo no iré, no creo que los franceses nos lleven a Valencia. Se han conchabado con Franco. Aquí, al menos, podré abatir a una docena de fascistas». Al darme la vuelta, lo vi tumbado con el rifle al hombro, sus ojos no se posaban en nosotros, sino que miraban hacia el sur, por donde podían aparecer los fascistas.
    Junto a la carretera que va de Portbou a Cerbère había una pila de fusiles, metralletas, cascos, revólveres e incluso cuchillos. De repente vi una lanza y un yelmo antiguos que debían de pertenecer a la colección de un pequeño museo catalán. Los senegaleses seguramente habían considerado que eran armas útiles. Sí, la lanza y el yelmo de don Quijote eran armas. Con ellas, los españoles se habían defendido durante mil días de dos potencias fascistas: Italia y Alemania.
   Siete meses después comenzó la Segunda Guerra Mundial. Hubo mucho heroísmo, de resultas del cual el fascismo acabó derrotado, pero en esa nueva época no había lugar para la lanza y el obsoleto yelmo con los que el Caballero de la Triste Figura intentaba defender la dignidad humana."

martes, 20 de febrero de 2018

PREPARACIÓN MENTAL. MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez

PREPARACIÓN MENTAL. MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez 

    "Pensé que la salud mental dependía de un grado de tensión que existía entre lo que ya había logrado y lo que todavía no había conseguido; o el vacío entre lo que se es y lo que se debería ser. Me daba cuenta de que esa tensión era algo inherente al ser humano y por consiguiente, indispensable para el bienestar mental. Me conforté pensando que podía aportar cosas interesantes gracias a las consecuencias de mi próximo reto."

LA HOGUERA NOCTURNA. AL OESTE CON LA NOCHE, de Beryl Markham

LA HOGUERA NOCTURNA. AL OESTE CON LA NOCHE, de Beryl Markham 

    "Cuando te sentabas y hablabas con los demás, estabas solo y ellos estaban solos. Así en donde quiera que te encuentres, si es de noche y una hoguera arde con llamas que se elevan al viento libre. Lo que dices no lo oye nadie, salvo tú mismo, y lo que piensas no es nada, salvo para ti. El mundo está allí y tú estás aquí, y son éstos los únicos polos, las únicas realidades.
    Tú hablas, pero ¿quién escucha? Tú escuchas, pero ¿quién habla? ¿Es alguien a quien conoces? Y las cosas que dice ¿explican las estrellas o dan respuesta a las preguntas calladas de un solo pájaro insomne? Piensa en estas preguntas, cógete las rodillas con los brazos y mira fijamente la luz de la hoguera y las ascuas de sus bordes. Las preguntas son también tus preguntas.
    -¡Sigilisa! (¡Escucha!) Simba tiene hambre esta noche.
    Entonces un boy nativo interpreta el primer aviso de un león lejano que acecha en un silencio lejano. Un chacal rodea el estanque rojo de comodidad que te calienta, el faldón de una tienda parlotea al viento.
    Pero Simba no tiene hambre. Está solo también, sin nadie que haga compañía a su valor, sin ningún amigo que acompañe su magnificencia, inquieto en la noche. Ruge, y así se une a nosotros, y las hienas se unen a nosotros, riéndose en las colinas. Y un leopardo se une a nosotros, dejándonos sentir su presencia, pero sin oír nada. Los rinocerontes, los búfalos, ¿dónde están? Bueno, también están aquí -aquí, en algún lugar-, allí mismo, tal vez donde se espesa aquel matorral, o donde ese bosquecillo de espinos oculta el cielo. Están aquí, están todos aquí, invisibles y desparramados, pero compartiendo con nosotros una única soledad."

lunes, 19 de febrero de 2018

VIDAS EFÍMERAS. LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO de Byung-Chul Han

VIDAS EFÍMERAS. LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO de Byung-Chul Han

    "La moderna pérdida de creencias, que afecta no solo a Dios o al más allá, sino también a la realidad misma, hace que la vida humana se convierta en algo totalmente efímero. Nunca ha sido tan efímera como ahora. Pero no solo esta es efímera, sino también lo es el mundo en cuanto tal. Nada es constante y duradero. Ante esta falta de Ser surgen el nerviosismo y la intranquilidad. El hecho de pertenecer a la especie habría podido ayudar al animal que trabaja para ella a alcanzar el sosiego propio del animal. El Yo tardomoderno, sin embargo, está totalmente aislado. Incluso las religiones en el sentido de técnicas tanáticas, que liberen al hombre del miedo a la muerte y generen una sensación de duración, ya no sirven. La desnarrativización general del mundo refuerza la sensación de fugacidad: hace la vida desnuda. El trabajo es en sí mismo una actividad desnuda. El trabajo desnudo es precisamente la actividad que corresponde a la vida desnuda. El mero trabajo y la nuda vida se condicionan de manera mutua. Ante la falta de una tanatotécnica narrativa nace la obligación de mantener esta nuda vida necesariamente sana. Ya lo dijo Nietzsche: tras la muerte de Dios, la salud se eleva a diosa. Si hubiera un horizonte de sentido que rebasara la vida desnuda, la salud no podría absolutizarse de ese modo."

EL ORIGEN DE LAS BOTAS MARCA CHIRUCA. MONTAÑAS INJUSTAS, de Agustín Faus

EL ORIGEN DE LAS BOTAS MARCA CHIRUCA. MONTAÑAS INJUSTAS, de Agustín Faus 

   "En los primeros años cuarenta, cuando la ocupación alemana en Francia era más feroz, aparecieron en un pueblo del norte de la provincia de Gerona que se llama Tortellá, dos hombres que venían huidos desde Francia, completamente derrengados. Eran judíos alemanes que se habían escapado milagrosamente de un campo de concentración y habían logrado, también milagrosamente, atravesar toda Francia y entrar en España por la montaña, con las manos abiertas pidiendo ayuda. Tortellá está cercano a la frontera pero no justo al lado, en unos Pirineos que son ya más bajos y más fáciles de pasar. Se supuso que habían entrado en España por un collado con un camino factible de los muchos que allí hay, y que luego siguieron el curso del torrente de Sant Aniol que les condujo hasta Tortellá. Este pueblo entonces ya no era un pueblucho pues tenía una pequeña fábrica de tejidos de lona y varios talleres artesanos que montaban alpargatas. Los vigilantes de la frontera, mientras esperaban órdenes sobre qué hacer con los dos fugitivos, buscaron sitio donde albergarles pues la fonda del pueblo estaba al completo. Una familia de buena posición del pueblo, los propietarios de la farmacia, de la fábrica de lonas y de un taller de alpargatas, aceptó atenderles. Durante bastante tiempo los dos hombres fueron muy bien tratados, hasta con cariño porque eran muy bien educados, mientras se esperaba del Gobierno Civil de Gerona las instrucciones sobre ellos. Y cuando estas llegaron, al marcharse los dos hombres alemanes, se despidieron muy agradecidos, casi llorando de emoción. Y uno de ellos añadió:
    —He visto que ustedes fabrican lonas y que montan algo de calzado. Y como veo que tienen dos chicos, me ofrezco para que cuando acabe la guerra y haya más libertad, vayan los chicos a verme, en Alemania, y les podré facilitar algo que, si son listos y trabajadores como creo que son, les ayudará a triunfar.
    Los dos chicos de la familia de Tortellá guardaron con mucho esmero el papel donde estaban las señas del judío agradecido. Uno de ellos se preparaba para estudiar medicina y el otro quería ser perito industrial. Y cuando acabó la guerra los dos hermanos tomaron su maleta y se fueron a Alemania a visitar al que había sido tan ayudado por sus padres. Y este, que en su país sería un industrial de categoría y que había vuelto a tomar la importancia anterior, les dio una fórmula de obtención recuperada de caucho, diciéndoles:
    —Con este sistema que no conoce nadie, y con algo de vuestra inventiva, que creo no os va a faltar, podéis montar una fábrica de un tipo de calzado que no existe en España ni en ningún lugar del mundo.
     Los muchachos tomaron la fórmula, volvieron a Tortellá y, como no eran tontos y tenían inventiva tal como había observado el judío alemán, transformaron en fábrica el taller familiar de alpargatas. Inspirados en un tipo de calzado que ya se había fabricado en la vertiente francesa para los paracaidistas de la guerra, y combinando la fórmula de caucho y el viejo sistema de las alpargatas, sacaron un prototipo de calzado de monte y de campo con suela de goma y plantilla interior de yute, que fue una revolución en aquella época… y cuya marca sigue vigente. El futuro médico acabó la carrera pero jamás se dedicó a la medicina porque le resultó más rentable la dirección comercial de la fábrica; mientras su hermano, el técnico industrial, cuidaba de que la fabricación del nuevo tipo de bota creciera y creciera.
    ¿Qué español de tiempos actuales y pasados no ha andado con «chirucas» en los pies alguna vez en su vida?"


sábado, 17 de febrero de 2018

LA EDAD ADULTA. AL OESTE CON LA NOCHE, de Beryl Markham

LA EDAD ADULTA. AL OESTE CON LA NOCHE, de Beryl Markham 

    "Él habló de su vida desde que le entregaron esa lanza tan deseada y que había hecho de él un murani. Kibii era alguien a quien él apenas conocía. Kibii se había marchado, Kibii era literatura. Éste era un guerrero y un hombre de ideas serias.
    -El mundo es un lugar grande -dijo-. He ido hacia el norte, hasta el Uasin Gishu, al sur más allá de Kericho, y he pisado las laderas del Ol Donia Kenya. Pero vaya donde vaya el hombre siempre queda más mundo en sus hombros, o tras sus espaldas, o ante sus ojos, por eso es inútil continuar. He cazado búfalos y leones, y he comerciado con ovejas junto a un lugar llamado Soyamu, y he hablado con otros hombres en todos estos sitios. Después un hombre vuelve a su hogar y no es mucho más sabio.
    -Entonces, ¿estás decepcionado, Arab Ruta? Cuando eras un niño, cuando eras Kibii, no hablabas así.
    -Un niño no habla como un hombre. El mundo no me ha enseñado más de lo que me enseñó mi padre, y no más de lo que aprendí de Arab Togom.
    -No conozco a Arab Togom.
    -Fue a quien mi padre eligió para prepararme para la circuncisión y creo que me preparó bien. Es un murani de la edad de mi padre y un hombre muy sabio. Me contó la historia de mi pueblo y me dijo cómo un hombre debe vivir su vida, hablar en voz baja y guardarse la furia hasta que la necesite, como esta espada que cuelga de mi cinturón. Me contó cómo Dios entregó la primera semilla de todo el ganado que vive a cargo de mi pueblo y que mi tribu no puede morir si economiza este regalo. Me habló de la guerra, de cómo el alma de un hombre se marchita, al igual que el rostro de una vieja si pierde el deseo de luchar. Arab Togom me dijo estas cosas. Cómo come un hombre y cómo ama un hombre para seguir siendo un hombre y no un toro de la manada, o una hiena que desgarra una presa.
    -Ahora finalmente estoy casado, pero primero aprendí estas formas de vida. Entre ellas está la obediencia a la ley; la obediencia a mi corazón forma parte de ellas. He conocido a hombres los cuales han visto más mundo que yo. Conozco a uno que incluso se ha metido hasta las rodillas en el agua que nunca termina y sabe a sal; otro ha vivido en un pueblo tan grande que sólo un hombre de cada cien conoce el nombre de su vecino. Estos hombres también tienen sabiduría. Es otra sabiduría y no creo sea mala, pero lo que he aprendido de mi padre, Arab Maina, a quien recuerdo bien, y de Arab Togom, me parece suficiente para vivir."

LECTORES. AL MISMO TIEMPO, de Susan Sontag

LECTORES. AL MISMO TIEMPO, de Susan Sontag 

"«La lectura […] me salvó cuando era una colegiala en Arizona —escribió—, mientras esperaba crecer, esperaba escapar a una realidad más amplia. La disponibilidad de la literatura, de la literatura mundial, permitía escapar de la prisión de la vanidad nacional, del filisteísmo, del provincianismo forzoso, de la inanidad educativa, de los destinos imperfectos y de la mala suerte».

SOCIALISMO DE POSGUERRA. LOS AÑOS DE DOWNING STREET, de Margaret Thatcher

SOCIALISMO DE POSGUERRA. LOS AÑOS DE DOWNING STREET, de Margaret Thatcher 

    "Parece ser que aún queda cierta nostalgia por el período de austeridad. Esto es, en mi opinión, una manera de regodearse en sacrificios de terceros, siempre más llevaderos que el verdadero sacrificio propio. Visto desde lejos, ya sea por un caballero socialista en Whitehall o por un conservador de pura cepa, el socialismo posee una cierta nobleza: sacrificio igual, reparto justo, todos esforzándose juntos. Visto desde abajo, se veía muy diferente. De alguna manera, en un reparto justo las partes siempre acaban siendo pequeñas. Después, alguien tiene que velar por la igualdad; otro tiene que controlar que esta igualdad no dé como resultado mercados negros o favoritismos ocultos; y un tercero tiene que vigilar a los dos primeros para asegurarse de que los administradores de la igualdad no se lleven más de la parte que les corresponda. Todo esto genera un ambiente de envidia y chismorreo. Nadie que haya experimentado la austeridad, que recuerde el Spam y la ropa utilitaria, podría confundir las pequeñas envidias, los reinos de Taifas, la insolidaridad y la simple acritud de aquellos años con idealismo e igualdad. Incluso el desmantelamiento parcial del estado de las libretas de racionamiento a principios de los cincuenta supuso un enorme alivio psicológico para la mayoría."

viernes, 16 de febrero de 2018

PENSANDO EN VOLVER, de J. Castillo

PENSANDO EN VOLVER, de J. Castillo 

Ajeno al tiempo, solitario, casi perdido
de los mapas de las grandes rutas.
Ojalá que, de vuelta al valle,
encontrara nuevo el mundo,
como si abriera por primera vez los ojos.
O sintiera la alegría de vivir de quien
ha sido, tras largo silencio,
redimido, absuelto de rasgar mapas ajenos.
Abriria senderos en la penumbra,
alumbraria ese valle marchito
y siempre a la espera, mi valle,
con los ojos encandilados.

PASANDO HAMBRE EN LA URSS. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg

PASANDO HAMBRE EN LA URSS. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg

    "En aquella época el tiempo pasaba volando, pero los trenes circulaban despacio. El viaje a Riga fue larguísimo y dispusimos de tiempo libre para meditar sobre esto y aquello. En el compartimiento contiguo se instalaron correos diplomáticos. Eché un vistazo a los sacos sellados con lacre y sonreí. Nosotros no llevábamos más que una maleta, vieja y pelada, con las revistas Unovis [Defensores del arte nuevo], Iskusstvo kommuni [El arte de la comuna], Judózhestvennoie slovo [La palabra artística], y libros de Maiakovski, Yesenin y Pasternak.
    Cuando al fin alcanzamos Sebezh, un correo diplomático nos dijo: «Camaradas, pronto cruzaremos la frontera letona. Allí hay un restaurante; pero recordad el prestigio de nuestro país: no os abalancéis sobre la comida».
    Decidí no salir del vagón.
   Llegamos a Riga al anochecer y después de arrastrar la maleta hasta un pequeño hotel, dije a Liuba: «Y ahora, al restaurante».
    Miraba a mi alrededor como si acudiera a una cita clandestina. Me sentía violento al pensar que alguien pudiera decir: «Ese ciudadano soviético acaba de llegar y le ha faltado tiempo para salir corriendo a cenar».
    No sé si las raciones eran demasiado copiosas o si nosotros habíamos perdido la costumbre de comer, pero ni siquiera pude terminar la mitad de mi bistec. Me sentí triste: «He aquí el trozo de carne con el que tanto he soñado y no me lo puedo comer entero»."

jueves, 15 de febrero de 2018

EL PRIMER OCHOMIL DE IÑAKI. BAJO LOS CIELOS DE ASIA, de Iñaki Ochoa de Olza

EL PRIMER OCHOMIL DE IÑAKI. BAJO LOS CIELOS DE ASIA, de Iñaki Ochoa de Olza 

    "Esta primavera va a marcar un punto de no retorno en mi vida. Pronto me doy cuenta de que pertenezco sin remedio a estas gentes, a estos valles y a estas montañas, y que mi vida ya no tendría el mismo sentido sin ellas.
    Esta primavera de 1990 he salido de ese letargo en el que involuntariamente estaba sumido. Ha sido dinamitado, ha saltado hecho añicos el espeso y destructor sueño urbano. No quiero volver a saber nada de carreras universitarias, ni de sus muy aburridos profesores. He despertado a la vida que quiero. No sé si la he elegido yo a ella o más bien ha sido al revés. Pero ha sucedido y ahora he descubierto un camino, que será el mío.
     Sólo tengo que seguirlo."
Area de conservación del Annapurna

EL FIN DE LA ERA REVOLUCIONARIA. ECOLOGÍA O CATÁSTROFE, LA VIDA DE MURRAY BOOKCHIN, de Janet Biehl

EL FIN DE LA ERA REVOLUCIONARIA. ECOLOGÍA O CATÁSTROFE, LA VIDA DE MURRAY BOOKCHIN, de Janet Biehl

    "El fin de la era revolucionaria había privado a la ecología social de la tradición activista de la que, pensaba Bookchin, dependía la ecología social. Frente a dicha certeza, él sabía que debía volar en los márgenes de la experiencia y la práctica, y hacerlo lo mejor que pudiera en ese espacio, 'incluso cuando parezca que el centro ha triunfado'. Le decía a la gente que él era uno de esos caracteres que vivían en la cara oculta de la Luna.
(...)
    En el pasado, a menudo había distinguido entre 'lo que es' y 'lo que podría ser'. La frase 'lo que podría ser' implicaba la una posibilidad de un logro en la práctica, pero a partir de entonces ya no utilizaría dicha diferenciación. En su lugar, la reemplazó por 'lo que debería ser', un posicionamiento moral que no hacía referencia a su posibilidad práctica. Vivir en los márgenes conllevaba escribir en subjuntivo".

miércoles, 14 de febrero de 2018

ILYA Y STALIN. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg

ILYA Y STALIN. GENTE, AÑOS, VIDA, de Ilya Ehrenburg 

    "El 20 de abril me enteré de que no autorizaban la publicación de la segunda parte de La caída de París. Me puse de muy mal humor, pero continué escribiendo.
    El 24 estaba en casa redactando el capítulo catorce de la tercera parte cuando me llamaron de la secretaría de Stalin y me dijeron que marcara cierto número: «Hablará usted con el camarada Stalin».
Irina se llevó a toda prisa sus perritos malteses, que de modo inoportuno se pusieron a jugar y a ladrar.
    Stalin me dijo que había leído el principio de mi novela y que le había parecido interesante. Quería enviarme un manuscrito, la traducción de un libro de André Simone, que podía serme de utilidad. Le di las gracias y le dije que ya había leído el libro de Simone en la versión original. (Este libro se publicó después en ruso con el título de Traicionaron a Francia. Por lo que respecta a su autor, Simone-Katz, fue fusilado en Praga poco antes de la muerte de Stalin).
    Stalin me preguntó si tenía intención de describir a los fascistas alemanes. Le respondí que la última parte de la novela, en la que estaba trabajando, trataba de la guerra, de la entrada de los nazis en Francia y de las primeras semanas de ocupación. Expresé mi temor a que prohibieran la tercera parte, pues no me permitían siquiera emplear la palabra fascista, ni en relación con los franceses ni en un diálogo. Stalin respondió en tono de broma: «Escríbalo: entre usted y yo procuraremos sacar adelante esa tercera parte».
    Liuba e Irina esperaban impacientes: «¿Qué te ha dicho?». Respondí con el semblante sombrío: «Pronto habrá guerra». Naturalmente, añadí que todo iba bien con la novela."



MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez

MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suárez 

"...hay un riesgo útil y necesario que reside en el alpinismo. Y el alpinismo tiene que quedar escrito"

martes, 13 de febrero de 2018

EL SENTIMIENTO DE LA MONTAÑA, de Eduardo M de Pison y Sebastian Alvaro

EL SENTIMIENTO DE LA MONTAÑA, de Eduardo M de Pison y Sebastian Alvaro

    Maurice Herzog insiste en la diferencia básica: "cuando un alpinista y un turista pronuncian esta misma frase: 'Voy a la montaña', no hablan de la misma cosa". Incluso es posible que dentro de poco haya que matizar más y decir que ni siquiera cuando van a la misma montaña hablan de la misma cosa.

RUMBO A LA GLORIA, de Woody Guthrie

RUMBO A LA GLORIA, de Woody Guthrie

    "Recuerda, se trata de que quizá, algún día, en alguna ocasión, alguien te escoja y mire tu foto y lea tu mensaje y te guarde en el bolsillo, te ponga en un estante y te queme en su estufa, pero tendrá tu mensaje en la cabeza, le dará vueltas y se dará cuenta. Voy de aquí para allá, tan desbocado y a la deriva como tú y muchas veces me han recogido, arrojado y recogido otra vez, pero mis ojos han sido una cámara que tomaba fotos del mundo y mis canciones han sido mensajes que he tratado de diseminar por todos los rincones, por los peldaños de las escaleras de incendios, los alféizares de las ventanas y los pasillos oscuros."

lunes, 12 de febrero de 2018

MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suarez

MORIR POR LA CIMA, de Carlos Suarez


"Sin riesgo no habrá cima… ni todo lo que venga detrás."

Pic de Rochebrunne

Cima


ROSA PARKS. 33 REVOLUCIONES POR MINUTO, de Dorian Linskey

ROSA PARKS. 33 REVOLUCIONES POR MINUTO, de Dorian Linskey 

    "Con su fe en los poderes transformadores del comunismo y del movimiento sindical, la izquierda se reagrupó bajo el lema de los derechos civiles y lo hizo en lugares como la Highlander High School. Durante los años cincuenta, el área de Highlander del estado de Tennessee se convirtió en una suerte de caja de distribución del activismo izquierdista, que enlazaba negros con blancos, lo urbano con lo rural, los derechos laborales y civiles, el folk y el góspel. En la introducción al libro de 1939 de Zilphia Horton Labor Songs, el líder sindical John L. Lewis acuñó una frase que se adaptaba perfectamente a las canciones por la libertad del sur: «Un ejército cantante es un ejército vencedor».
    En julio de 1955, una de las visitantes de la escuela fue una modista de Montgomery, Alabama, llamada Rosa Parks. Poco más de tres meses después de que Seeger subiera al estrado en Nueva York, Parks fue arrestada por negarse a ceder su asiento en el autobús a un hombre blanco. Años después, el escritor y locutor Studs Terkel le preguntó en qué medida Highlander había influido en su decisión, a lo que ella respondió: «Totalmente»."

domingo, 11 de febrero de 2018

QUILOMBO DAS BROTAS. FUERA DE MAPA, de Alastair Bonnett

PRESERVAR PASADO Y FUTURO. FUERA DEL MAPA, de Alastair Bonnett

    "Sin la presencia unificadora del pasado, los lugares carecen de futuro significativo"

Santiago de Chile

sábado, 10 de febrero de 2018

LA FIESTA DE DAWALI. UNA MAESTRA EN KATHMANDU

LA FIESTA DE DAWALI. UNA MAESTRA EN KATHMANDU, de Victoria Subirana Rodríguez

   "Después de Dasain, con un intervalo de quince días aproximadamente, llegó lo que se denomina Diwali o Tihar. Está enteramente dedicado a la diosa Laxmi, que representa la luz y la fortuna.
    El día de la luz en Katmandú es como encontrarse en una ciudad de cuento de hadas. En todas las casas se dibuja un círculo de barro en el suelo, que se llama mandala. Del círculo sale un camino que entra hasta el interior de la casa. Se trata del camino que habrá de recorrer la diosa Laxmi para traer fortuna, dinero y sabiduría a todos aquellos hogares que la hayan solicitado.
    El reclamo para la diosa, además del camino, son las lámparas de aceite, que se prenderán alrededor de la casa, en las terrazas y balcones, y en las escaleras que den al exterior.
    Mummy y yo estuvimos todo el día confeccionando velas de aceite para ofrecerlas a la diosa y fue una auténtica maravilla.
    Por la noche, de tantas luces como había y de tanto resplandor, era como si las estrellas del cielo hubieran caído en el valle y estuvieran anidando en el alma de la gente. Los niños salieron a la calle y comenzaron a cantar. Uno tenía la sensación de que detrás de cada lucecita se escondía el elixir de la vida, porque la ciudad entera respiraba el canto de los niños que recogían el aguinaldo, despertando en cada ciudadano sentimientos profundos de generosidad.
    En aquel día las personas hacían también la purificación del propio cuerpo, y uno podía hacerse ofrendas a sí mismo.
    Se celebraron ofrendas cinco días consecutivos por el siguiente orden: al cuervo, al perro, a la vaca, al dinero y a los hermanos."


viernes, 9 de febrero de 2018

UNA CONQUISTA NO TAN INÚTIL. MONTAÑAS INJUSTAS, de Agustin Faus

UNA CONQUISTA NO TAN INÚTIL. MONTAÑAS INJUSTAS, de Agustin Faus

     "Nada es inútil en la montaña. De ser inútil no habrían existido todas estas historias que se repiten mirando hacia lo alto: historias que arrancaron desde que el filósofo Petrarca, o el rey catalano-aragonés Pedro el Grande, o el polifacético Leonardo da Vinci, o antes que ellos otros hombres sabios de la antigüedad, ya hicieron gloriosos esfuerzos para llegar a cualquier cumbre, a cualquier lugar alto. Si fueran inútiles las montañas, no habría un monumento en Chamonix a Saussure y Balmat, los iniciadores del alpinismo. Ni el propio Chamonix sería como es hoy, y Zermatt seguiría siendo la aldea repelente de hace tres siglos que no quería ni ver la llegada de un forastero. Ni Whymper sería Whymper, ni Croz hubiera labrado su gloria muriendo despeñado en el Cervino. Ni tendríamos idea de la existencia del joven, atlético y simpático Lord Douglas, también muerto y desaparecido en él. Sin el alpinismo, ahora, pasados tantos años, nadie recordaría en el mundo a aquellas víctimas del Cervino y otras víctimas que, de no haber sido víctimas de la montaña, ahora estarían igualmente muertas por muerte natural ya, pero desconocidísimas de todos.
    Si el alpinismo fuera una cosa inútil, no habría hoy refugios, ni amistad entre cordadas que hablan en lenguas distintas, ni se vivirían veladas asombrosas, ni se contemplarían fenomenales salidas de sol sobre un campo de glaciares. Posiblemente, de no existir el alpinismo, nos habríamos ahorrado el vivir una tormenta, o pasar un mal rato, o sentir el mordisco del miedo. Pero esto no llega a estorbar en la vida. La vida nos enseña que tenemos que templarnos de vez en cuando en nuestra existencia, y que para ello lo mejor es cansarse, o pasar miedo, o sentir la sacudida de un susto, o sufrir algún golpe, o tener que aguantar un mal vivac, o perderse en la niebla, o sentir alguna vez cómo los pies o las manos se empiezan a congelar…
    La montaña… ¡Qué «inutilidad» más útil y más bella es para el hombre!"

NAZIS DE PRIMERA HORA. LOS HERMANOS HIMMLER, de Katrin Himmler

NAZIS DE PRIMERA HORA. LOS HERMANOS HIMMLER, de Katrin Himmler 

    "Sin embargo, a Gebhard y Heinrich, así como a muchos otros exsoldados de guerra, la Defensa Vecinal pronto les resultó excesivamente blanda, «demasiado barbuda», como escribiría Gebhard; así que los hermanos, junto con Ludwig Zahler, se afiliaron a principios de noviembre de 1919, la primera semana después de que Heinrich iniciara sus estudios, a la XIV Compañía de Voluntarios Provisionales, perteneciente a la Brigada de Tiradores XXI, que en septiembre de 1919 fue incorporada al Ejército. La brigada estaba a las órdenes del caballero Franz von Epp, coronel del Ejército, quien había aplastado a la República de los Consejos bávara con un cuerpo libre que llevaba su nombre y era festejado desde entonces como el «liberador de Múnich». El cuerpo libre Epp Junto con otros integrantes, se convirtió en la Brigada de Tiradores XXI. De esta organización eran miembros Ernst Röhm (ayudante de Epp), que luego sería el jefe de la SA; Rudolf Hess; los hermanos Gregor y Otto Strasser, y otros que, pocos años después, formarían la cúpula del régimen nacionalsocialista. Las atribuciones de Epp iban mucho más allá de las que tenía en la brigada: no sólo estaba a sus órdenes el Ejército en el área de Múnich-Alta Baviera, sino también la Policía Urbana, la Defensa Vecinal de la capital bávara y el Socorro Técnico, cuerpo al que pertenecía también Gebhard.
(...)
    Gebhard defendía ese paso en sus «memorias»: «Quien no haya vivido aquellos tiempos quizá no entienda que, recién llegados del frente o del cuartel, volviéramos a jugar a los soldados. Pero no lo hicimos en absoluto por placer, sino por imperiosa necesidad». La situación política emanada de la Revolución de Noviembre seguía siendo de gran inestabilidad, continúa diciendo; grupos de extrema izquierda intentaban una y otra vez «derribar el aún tambaleante orden liberal», ya con el Levantamiento Espartaquista de Berlín, en la Cuenca del Ruhr o en Turingia. «Había que estar ojo avizor.»

    A medida que estos cuerpos se iban conformando en oposición a la República y cuanto más aislados se veían, más fue cristalizando en ellos una conciencia de grupo, el llamado «espíritu del cuerpo libre». A muchos de sus integrantes los unía una experiencia del frente decepcionante y, como resultado de esta, una sensación general de pérdida de valor y sentido; pero también los aglutinaba una experiencia de camaradería ajena a cualquier diferencia de clases, incluso entre oficiales y soldados rasos. El «liderazgo» no se legitimaba por el grado en el escalafón, sino únicamente por la «acción realizada en el frente». La mayoría de quienes pertenecían a los cuerpos libres veían en la guerra perdida el derrumbe del «sistema de apariencias» burgués. La figura del bourgeois cómodo que no combatía se convirtió para ellos en la verdadera bestia negra, mucho más que la del comunista o la del proletario. Su desprecio por el burgués se trasladó al Estado civil y acabó dirigiéndose contra todo el sistema. Mientras que los viejos oficiales tenían más bien simpatías monárquicas, los jóvenes anhelaban una configuración completamente nueva del Reich, una conjunción de nacionalismo y socialismo. El nacionalsocialismo combinaba los sueños de grandeza nacional con el ideal de camaradería y el principio de liderazgo, y de esta manera se construyó como antítesis tanto del marxismo como del capitalismo.
    Los miembros de los cuerpos libres consideraban que ellos mismos eran la verdadera Alemania, se «sentían» como tal, según lo expresó Ernst von Salomon, quien, condenado por complicidad en el asesinato del ministro de Asuntos Exteriores, Walther Rathenau, describió en su novela Die Geächteten [Los proscritos] su metamorfosis de cadete nacional prusiano a luchador antidemócrata: «Creíamos que, por el bien de Alemania, nadie más que nosotros debía tener el poder. Porque nos sentíamos Alemania. Nos creíamos con derecho a ostentar dicho poder. Los de Berlín, pensábamos, no tenían ningún derecho».
   Era un colectivo de hombres; es más: se veían como una comunidad de los mejores hombres, los más duros y guerreros, que se sometían al dominio del mejor hombre, el Führer, quien reclamaba el poder. Esa mezcla de desprecio por el Estado de Weimar, de turbios sueños y de brava disposición a luchar por cualquier objetivo que sus jefes les señalaran, pero también el «o conmigo o con el enemigo», hacían de los cuerpos libres un polvorín sumamente peligroso para una democracia de cimientos ya de por sí inestables."

jueves, 8 de febrero de 2018

LAS CIMAS. BAJO LOS CIELOS DE ASIA, de Iñaki Ochoa de Olza

LAS CIMAS. BAJO LOS CIELOS DE ASIA, de Iñaki Ochoa de Olza 

    "Miro a las cumbres y veo que se alejan de mí una vez más. ¿Soy realmente yo el que se va? Al realizar nuestros deseos volvemos a sentirnos huecos por dentro. Nuevas ideas han de sustituir a las ya realizadas, o moriremos de deseo. A veces la transición es tan rápida que me asusta, que me deja acariciando todas las dudas posibles sobre mi propia existencia. Pero aún y así no me importan las cúspides de las montañas, esas cimas estériles que sólo son la medida de nuestro propio ego. Quisiera desprenderme de ellas para siempre, quisiera no necesitarlas más.
    Las cimas son nuestro abismo, son la medida exacta de nuestra intrascendencia, son solamente nuestro vacío. Cómo nos las arreglamos cada uno de nosotros para llenar ese vacío, esa es nuestra leyenda.
    Qué vacías están las leyendas, eso es el viento."
Karakorum

ALMA DE RUSO. EL FIN DEL HOMO SOVIETICUS, de Svetlana Aleksievich

ALMA DE RUSO. EL FIN DEL HOMO SOVIETICUS, de Svetlana Aleksievich

    -Recuerdo haber visto al empresario Polonsky preguntando a alguien en un programa de televisión si tenía mil millones de rublos. Al escuchar la respuesta negativa le contestó: '¡Ah, ¿no? ¡Pues entonces vete a tomar por el culo! Yo soy una de esas tantas personas a las que el señor oligarca mando a tomar por el culo. Provengo de una familia de lo más común: mi padre está alcoholizado y mi madre se deja el pellejo por unos céntimos en una guardería. Para todos esos ricos, nosotros no somos más que mierda, una carga. Suelo acudir a muchas marchas y concentraciones... Las que organizan los patriotas, los nacionalista de... Y prestó oídos a lo que se dice en ellas. Llegará el día en que alguien me pondrá un fusil en las manos. ¡Llegará! Y yo lo empuñare.
    -El capitalismo no encontrará un suelo propicio aquí. Nos es ajeno. No ha conseguido extenderse más allá de Moscú. El clima es distinto. Y los hombres son otros. Los rusos no son personas racionales, carecen de espíritu mercantilista. Un ruso te puede dar su última camisa sin pensárselo dos veces, pero también podría robarla. El ruso es franco, más dado a la cavilación que a la acción. Y es capaz de contentarse con muy poco. Lo suyo no es el ahorro, pues le aburre ahorra. Posee un sentido de la justicia muy aguzado. Es un pueblo de bolcheviques. Y por si fuera poco, a los rusos no nos basta con vivir y punto; tenemos que vivir para algo. Queremos participar de algo grande, algo que nos trascienda como individuos. Entre nosotros resulta más fácil encontrar a un santo,  que a un hombre honrado y de éxito. Leed a los clásicos rusos y lo veréis..."

IMPRESIÓN, de J. Castillo

No hay sol que te pueda calentar, es de esos días que no aparece y de nada sirve esperarlo. El día lo descubre impreso bajo tu coraza de nubes, ahogado en la profundidad de un sueño en el que padeces de insomnio. Aun siendo así, sé que nada es lo que parece y debo esperar, sí, alerta cómo un fugitivo de mi propio ánimo

miércoles, 7 de febrero de 2018

SALVORA. DIARIO DE UN FARERO, de Julio Vilches

SALVORA. DIARIO DE UN FARERO, de Julio Vilches 

    Un libro como este nunca figurara en los anales de la literatura, ni por sus figuras retoricas, ni su estrategia narrativa. Es muy simple contar la vida de este hombre en un faro lo largo de las años 80 y 90, hice esto tal dia, tal otro llego fulano de visita, tal otro me largué de vacaciones. En donde algunos no veran mas que una sucesión de pequeñas aventuras sin demasiado interés para alguien que no sea el autor, tal vez otros encuentren, en ese 'vacío narrativo', una forma de disfrutar la vida nada sencilla contada con sencillez. ¿Quieres saber como es la vida de un farero? Esta es, gente muy peculiar, con muchos sueños en la cabeza, autosuficiencia por bandera y resolución para llevarla a cabo. Por otro lado, el libro no es tan sencillo como aparenta, porque es también el desarrollo de una serie de acontecimientos que reflejan bastante los cambios en la mentalidad de los españoles de esa generación. El libro recorre el estado de ánimo desde una alegre ingenuidad, de la alegria por vivir sin demasiadas ataduras oficiales, hasta una amargura difícil de digerir, una noche sin luna en los sueños del autor que, espero, haya vuelto a la luz. Merece la pena leer la experiencia vital del farero, sus ilusiones y desengaños, la vida apartada de un faro en una isla gallega, porque uno se siente inquietantemente identificado por momentos aunque vivamos en la aglomeración urbana.
 

      El final es este:
    "Cambio la música y abro la ventana interior. Con la cara pegada al cristal de fuera,  intento descifrar la noche que existe al otro lado. El viento ha menguado y consigo sujetar media ventana exterior abierta. Ahora puedo contemplar mejor la nada más absoluta. Es una perfecta oscuridad surcada solo por los destellos del faro que se abren difícil camino a través de ella. Por unos instantes, me invade la sensación de que existe una nueva libertad que me está esperando y basta con extender el brazo en aquellas tinieblas para encontrarla"

Algunas entrevistas: La voz de Galicia